El pasado 17 de junio celebramos un año desde la conformación de la primera Comunidad Logística Aeroportuaria de Latinoamérica en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez (CLAP AMB). Esta comunidad, liderada por el Programa de Desarrollo Logístico del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, se conformó gracias al impulso de muchos actores, entre ellos, el proyecto Conecta Logística apoyado por Corfo, y se ha enfocado en la articulación de los actores que intervienen en los procesos logísticos del aeropuerto de Santiago.
Actualmente, la CLAP está integrada por 45 actores privados y ocho públicos, incluyendo a la mayoría de los involucrados en la cadena logística aérea: aerolíneas, ground handlers, almacenes de importación y exportación, agentes de carga, agentes de aduana, empresas courier, operadores logísticos, asociaciones, transporte de última milla, el concesionario NPU, y distintos servicios públicos.
A los pocos meses de su conformación, a la industria aérea de carga en general y a la CLAP en particular, les correspondió abordar un rol crucial en la pandemia, debiendo recibir y distribuir desde diciembre de 2020, cuatro tipos de vacunas diferentes para combatir el COVID 19. Hasta mediados de julio de 2021, se han recibido más de 26 millones de dosis, a través de 44 vuelos. Mientras que los despachos por aire hacia todas las regiones de Chile, incluyendo territorio insular, han superado los tres millones de dosis, realizando para ello más de 330 viajes.
Lo anterior ha sido posible gracias a la coordinación impulsada por la CLAP para el levantamiento de procesos específicos, aprovechando el conocimiento de la industria respecto a mercancías perecibles, y sobre todo gracias al compromiso de cada actor para recibir y procesar la carga que tuviera como objetivo enfrentar el COVID en el país. Con este objetivo como meta, se agilizó la tramitación de las vacunas y se definieron procedimientos exclusivos para su distribución hacia regiones. Como resultado, los tiempos de permanencia de estas cargas en el aeropuerto disminuyeron, en promedio, en 70%.
Además de los dinámicos arribos y despachos de vacunas, otros desafíos relevantes fueron la mantención de la cadena de frío, los movimientos restrictivos, la exposición a la temperatura ambiente, los tiempos de traslado y la geolocalización.
En el proceso se experimentó una curva de aprendizaje exponencial y con retroalimentación constante. Por ejemplo, inicialmente todas las vacunas del laboratorio Pfizer-BioNTech (a temperaturas tan como entre 70 +/- 10°C) se descongelaban en Santiago, lo que restringía a cinco días la vida útil de la dosis. Sin embargo, desde abril, con algunos embarques se realiza la conexión el mismo día de arribo a Chile y se envían directamente a regiones para continuar el proceso en cada Depósito de Vacunas e Inmunoglobulinas (DVI) del Ministerio de Salud.
También destacamos cómo se ha realizado la distribución nacional de las vacunas, que han sido transportadas en aviones comerciales de Latam, Sky y JetSmart, en sus rutas domésticas de manera gratuita. Asimismo, se han utilizado helicópteros y aviones de menor tamaño para llegar a las localidades más aisladas. Para esto hemos tenido el apoyo de la Federación Aérea de Chile (Fedach), que ha dispuesto gratuitamente más de 2 mil pilotos y 400 aeronaves a lo largo del país.
El desafío de distribución de vacunas ha puesto a prueba la coordinación y eficiencia de los distintos actores, del mundo público y privado, que componen nuestro sistema aeronáutico de carga. Sin embargo, el buen desempeño mostrado auspicia un buen futuro para continuar mejorando en diversas líneas de eficiencia operacional, manejo de información y gobernanza, entre otras.
Por: Zaida Muñoz Aravena. Encargada de Logística Aeroportuaria. Programa de Desarrollo Logístico. Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones