La incertidumbre que vive el país política y económicamente es compleja. No solo por el nuevo gobierno que asumirá en marzo próximo, sino también por la inestabilidad mundial producto de la pandemia.
En el sector logístico la situación sobrevive. Dado el respiro que dio la pandemia tras la vacunación masiva, se pudo regularizar los turnos en los puertos. Sin embargo, con los contagios nuevamente al alza, todo se complejiza. En este escenario, las empresas están definiendo presupuestos y planes de inversión con cautela. Según la última Encuesta de Expectativas Económicas (EEE), realizada por el Banco Central, se asume que la expansión del Producto será de 2%, al igual que en 2023. La misma entidad pronostica un monto de inversión privado y público de US$19.800 millones: US$12.376 millones y US$7.424 millones respectivamente.
La merma es segura ya que las empresas están analizando detenidamente los distintos factores como el sobrecalentamiento de la economía local y la desaceleración en China. Pero pese a la situación compleja que atraviesa el país, el futuro se puede enfrentar con tecnología. Muchos proyectos se están implementando precisamente con su ayuda, permitiendo la continuidad operativa de las compañías y del país.
Inversión para crecer
Para que un país crezca, se necesita inversión. Pero para ello, debe haber estabilidad. En general, Chile se ha ido transformando en un polo tecnológico de inversión importante. Grandes empresas como Google, Oracle, DHL, entre otras, siguen confiando en el estatus del país. Lo relevante y para tranquilidad de las empresas es que los consumidores seguirán comprando y adquiriendo soluciones, servicios y productos. En ello, lo digital sigue creciendo. Los niveles de consumo siguen altos, con experiencias transaccionales y relacionales al alza.
El paso de una gestión presencial hacia una híbrida está facilitando las cosas. Con altos estándares de calidad, la transformación en la experiencia del consumidor exigen industrias y compañías altamente competitivas y digitalizadas. Por ello, las empresas deben seguir invirtiendo en capacidades, competencias y herramientas tecnológicas capaces de eficientar todos sus procesos. La lealtad y satisfacción de los clientes dependen de ello en las circunstancias actuales. Son una variable crítica.
Fortalecer relaciones
Sortear un año complejo será difícil. Sin embargo, las estrategias deben seguir enfocadas en el cliente. Ofrecerles fiabilidad, herramientas, soporte y capacidad de respuestas ágiles, eficientes y oportunas. La tecnología en ello es clave. En las cadenas de suministro y almacenes se deben seguir haciendo esfuerzos e inversiones que permitan responder a la alta demanda. Invertir en un WMS, en robots colaborativos, Voice Picking o en soluciones de trazabilidad para el cliente permitirán dar un salto cualitativo en la relación con ellos.
Para encarar el futuro hay que invertir. Con una estrategia de negocio sólida, sustentada en personal preparado para la evolución digital y con las herramientas adecuadas, no solo crecerán las compañías, sino que seguirán siendo actores relevantes para sus clientes y para el desarrollo del país.
Por Leonardo Navarrete, gerente comercial de STG Chile.