Después de la segunda Guerra Mundial, Japón era un país destruido, con una industria tremendamente golpeada, pero a mediados de los años 50 e inicio de los 60, empresas como Toyota y Nissan comenzaron a introducir nuevas prácticas de producción como la mejora continua, la producción Just In Time y el uso del sistema de tarjetas Kanban para el control del proceso de producción. Estos nuevos estándares de productividad se fueron trasladando, primero a otras empresas automotrices y posteriormente a toda la industria manufacturera del país, transformando a Japón en la potencia industrial y económica que todos conocemos.
Existen muchos otros casos en la historia moderna, como por ejemplo el de India en los años ochenta en que empresas como Tata e Infosys transformaron la industria tecnológica y de servicios, implementando nuevas prácticas y convenciendo al gobierno a entregar su apoyo, además de subir los estándares de calidad y la preparación de millones de profesionales, lo que, con los años, transformó a todo el país en su forma de entregar servicios y en su impresionante capacidad tecnológica actual.
De igual manera, la gran minería en Chile, con sus prácticas y directrices relacionadas con salud, seguridad, medio ambiente y comunidad han cambiado, para bien, el estándar de toda la industria minera, no sólo en relación con las empresas productoras sino con todo el ecosistema de contratistas, y colaboradores de múltiples sectores que directa o indirectamente abastecen a la industria, ya sea en productos o en servicios.
Todo esto genera una reacción en cadena de mejores prácticas en múltiples aspectos, desde temas como el control de las obligaciones previsionales por parte de los proveedores de la minería, para con sus trabajadores, hasta el estándar de seguridad que deben que tener los vehículos de los contratistas si pretenden ingresar a la faena, mejorando, en el proceso, la seguridad de quienes conducen dichos vehículos.
No es novedad que, lamentablemente, hay empresas en las que si dependiera de su propia decisión, el optimizar sus ganancias en desmedro de la seguridad de sus personal o de la comunidad sería la constante en su quehacer diario pero, en este día, aprovechamos de agradecer a industrias como la minera, que han puesto la vara cada vez más alta en lo que a salud y seguridad se refiere, haciendo que, ya sea por decisión propia o por obligación, el resto de las empresas deben invertir en cuidarnos a todos.
Rodrigo Serrano, vicepresidente corporativo de Innovación y Desarrollo en Wisetrack Corp