Este miércoles se realizó el VIII Encuentro de logística y comercio exterior, ENLOCE, donde la empresa de protección de activos, ALTO, realizó una análisis sobre cómo los delitos están afectando la industria y las claves para combatirlos efectivamente.
En Chile, más del 90% del comercio exterior se moviliza por transporte marítimo, según datos de la DIRECTEMAR. Por su parte, un estudio reciente realizado por la aseguradora de riesgos TT Club, BSI y ALOG Chile, los siniestros por robo que afectan a la industria logística en Chile, aumentaron en un 450% durante 2022. Asimismo, la reclamación de pólizas por mercancías aseguradas aumentó en un 820% en todo el país.
Analizando esta realidad, la empresa experta en protección de activos, ALTO, indicó que “desde 2020 comenzamos a observar un aumento sostenido de noticias sobre delitos que ocurren dentro de los principales puertos del país y de sus almacenes extraportuarios, así como en las rutas utilizadas para el transporte terrestre de mercancías. Esto no solamente afecta a la pérdida de mercancías, sino que también a la seguridad de las personas que forman parte del sector logístico y de distribución”, explica Eduardo Hernández, gerente legal de ALTO Chile.
Así lo señaló la compañía en la VIII edición del Encuentro de Logística y Comercio Exterior (ENLOCE), donde participó del panel “Cadena Logística Resiliente: Enfoque en la Seguridad y Prevención”, realizado en el Museo Marítimo Nacional de Valparaíso.
Inseguridad en la ruta
Con todo lo anterior, hoy existe una mayor sensación de inseguridad de los transportistas ya que el robo de mercancías afectan principalmente a los camiones en ruta. Según el mismo estudio, casi un 80% de los delitos se concentran en carreteras, mientras que apenas un 8% ocurre en vías férreas, lo que hace sentido, ya que en Chile la mayor infraestructura está en las carreteras.
Es precisamente la Ruta 5 -trayecto que atraviesa la mayor parte del país- la que consolida un 63% de los robos en este tipo de recorridos. Esto ha provocado una disminución en la capacidad de transporte terrestre que se dispone para el traslado de mercancías, calculando pérdidas económicas en el orden de un 33%.
Este tipo de delitos también ha afectado a los almacenes extraportuarios, a las bodegas y a los centros de distribución, donde el 10% de los delitos ocurren en estas instalaciones y depósitos. La tendencia también afecta a la Región Metropolitana, ya que ahí se encuentran los principales centros de distribución de las mercancías, concentrándose el 43% de los delitos de este tipo.
En cuanto a las mercancías, los datos indican que un 24% se concentran en alimentos y un 25% en tecnología. Además, la mayoría de los robos (67%) ocurren en un rango horario determinado entre las 0:00 – 12:00 horas.
Presencia de crimen organizado
Según comenta el abogado Eduardo Hernández, “actualmente no se podría descartar la presencia de crimen organizado operando en el puerto y la cadena logística, ya que hemos podido constatar que la presencia de elementos esenciales para hablar de este fenómeno delictual, esto es, actividad delictual compleja (mercados ilícitos, delitos predatorios) y estructuras criminales, con presencia de delitos conexos (delitos violentos, lavado de activos) y delitos de doble identidad (secuestro, extorsión)”.
De acuerdo con la información que ha logrado recabar ALTO, la criminalidad que afecta actualmente a la industria logística en Chile, opera con estructuras criminales complejas a través de grupos operativos, acopiadores, transportistas y administrativos que podrían filtrar información, así como con contables encargados del blanqueamiento de capitales.
“En ALTO vemos que este ya es un fenómeno galopante, y mientras que hace una década Chile se situaba dentro del promedio mundial en el índice de competitividad global (4,65) y costo del crimen y violencia para las empresas (4,95), podríamos razonablemente sostener que hoy nos encontramos un poco lejos de esos índices que daba a conocer el Foro Económico Mundial el año 2013”, explica Hernández.
En esta línea, el ejecutivo plantea que “establecer puentes de comunicación y trabajo con autoridades dedicadas a la persecución e investigación de los delitos, como son el Ministerio Público, Policía de Investigaciones y Carabineros de Chile, resulta clave”.
“Avanzar en la persecución penal mediante el uso de técnicas investigativas adecuadas para maximizar las posibilidades de identificar a individuos o bandas que delinquen es una buena base para comenzar a desbaratar este tipo de organizaciones, así como también desplegar herramientas y técnicas que permitan seguir la ruta del dinero”, puntualiza el abogado.