La Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC) en sólo el primer semestre de 2023, registró un aumento en un 35% en ventas de vehículos eléctricos en Chile, considerados como uno de los pilares para conseguir la reducción de huella de carbono en Chile, sin embargo, hay otros factores claves que se deben tomar en cuenta, ya que la electromovilidad por sí sola no es suficiente.
“Un vehículo eléctrico (EV) al ser fabricado, está emitiendo en promedio un 25% más de CO2, siendo las baterías el principal factor. Por otro lado, la cantidad de CO2 que emite dependerá en gran parte de la matriz energética de la región donde se está cargando. Es importante saber que hay una gran diferencia si se carga de una fuente donde la energía es generada por carbón a si se hace a otra que es de energías renovables”, reflexiona Gonzalo Fuenzalida Zegers, Co-Founder & Chief Commercial Officer de Tranciti sobre los desafíos de la industria de logística en apoyar la meta de carbono neutralidad en nuestro país.
En los últimos años la reducción de la huella de carbono es un indicador medioambiental que ha ido tomando fuerza en el mundo y que se refiere al volumen total de gases de efecto invernadero (GEI) que producen tanto actividades económicas así, como también algunas acciones realizadas a diario por el ser humano como, por ejemplo, usar un vehículo de combustión, carga el celular o incluso echar a andar la lavadora.
Los gases que se generan mediante estas actividades, se van acumulando en la atmósfera, produciendo un sobrecalentamiento en el planeta, acelerando así, el cambio climático y, por ende, poniendo en riesgo la vida del ser humano, flora y fauna.
En esta materia, Chile lidera en América Latina como el primer país en fijar una meta de carbono neutralidad. En junio de 2022 se publicó la Ley Marco de Cambio Climático (LMCC) que, según se indica desde el Ministerio del Medio Ambiente, “crea un marco jurídico para que el país pueda enfrentar el cambio climático en materia de mitigación y adaptación en una mirada de largo plazo y así dar cumplimiento a sus compromisos internacionales asumidos en el Acuerdo de París, que persigue limitar el aumento de la temperatura global del planeta”. Por ello, Chile se ha puesto como meta, alcanzar la neutralidad de carbono a más tardar el 2050.
Pero para lograr que se cumpla esta meta, debe existir una sincronía no sólo de los que hacen las personas en su día a día, sino que también de los diversos sectores económicos que son los que más emiten diversos gases en la atmósfera y es en esta materia, que la logística juega un papel fundamental para aportar hacia esa dirección.
Gonzalo Fuenzalida Zegers, Co-Founder & Chief Commercial Officer de Tranciti, LogTech chilena, pionera en América Latina en entregar una solución logística desde la primera hasta última milla, tiene una mirada bastante particular acerca del tema, en especial, cuando usualmente se abocan todos los esfuerzos a la conversión hacia vehículos eléctricos no sólo para el uso personal sino también para las flotas de las empresas.
“Como empresa hemos estado apoyando a distintos clientes que han decidido agregar flotas eléctricas en su logística. De hecho, durante 2023 participamos de ‘Explorando la Ruta Eléctrica del Cono sur: Un vistazo de la Electromovilidad en Chile’ que justamente tenía cómo propósito impulsar la electromovilidad como clave para un desarrollo sostenible y la neutralidad de la huella de carbono”, explica el profesional.
Las metas concretas del mundo logística en Chile son las siguientes:
Para 2035: sólo maquinaria eléctrica.
Para 2050: toda maquinaria circulante eléctrica.
“Fue en este evento que comprendimos el contexto electromovilístico y sus aspectos fundamentales de los que, poco o casi nada se habla, como, por ejemplo, la importancia de la infraestructura de carga de estos vehículos, ya que los puntos de carga se destinan a emergencias o trayectos interurbanos, no como suministro recurrente”, comenta Gonzalo.
“Otro gran desafío para la industria de la logística es el hecho que estos vehículos demoran al menos 30 minutos para cargarse a un nivel de batería recomendado, es decir desde un 20%-30% de batería hasta un 80%-90% batería, lo que, sin duda, hay que tomar en cuenta para esto no genere un impacto negativo en la eficiencia de los procesos, el uso de recursos y en las entregas en tiempo y forma” agrega.
“Es importante recalcar que, a pesar de incentivos, el cambio es gradual pero ascendente. Las ventas de VE en 2022 crecieron un 132%, alcanzando 1295 unidades. La barrera de precios persiste, pero el cambio de paradigma se vislumbra: rendimiento superior y alimentación conveniente destacan las virtudes de los vehículos eléctricos. Por ende, podemos decir con seguridad que, al menos hasta ahora, Chile avanza hacia una movilidad más limpia y eficiente”, recalca.
En tanto que la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC) en sólo el primer semestre de 2023, registró un aumento en un 35% en ventas de vehículos eléctricos en Chile.
“Los vehículos eléctricos igual puede generar un nivel de contaminación”
“Sin duda, los vehículos eléctricos, en pocos años serán la principal o prácticamente la única opción, lo que nos lleva a preguntarnos, es que, si todos los vehículos serán eléctricos y, qué debemos hacer para aportar aún más con la reducción de huella de carbono”, reflexiona el profesional de Tranciti.
Ahora, el profesional sí recalca que “los vehículos eléctricos emiten menos CO2, la mala es que, aunque no tengan un tubo de escape, también generan algún nivel de contaminación”.
“Un vehículo eléctrico (EV) al ser fabricado, está emitiendo en promedio un 25% más de CO2, siendo las baterías el principal factor. Por otro lado, la cantidad de CO2 que emite dependerá en gran parte de la matriz energética de la región donde se está cargando. Es importante saber que hay una gran diferencia si se carga de una fuente donde la energía es generada por carbón a si se hace a otra que es de energías renovables”, agrega.
Por lo mismo, según explica el experto, el lugar dónde se carga un vehículo pasará a tener cada vez más importancia, muchas de las empresas de mayor tamaño tendrán la preocupación de contar con cargadores con energía limpia, muchas veces generadas desde sus mismas instalaciones.
“Sin duda, la electromovilidad conlleva nuevos desafíos y para eso, el análisis de la data, la comunicación M2M con el vehículo y el tipo de energía utilizada deben generar un valor real tanto en la información entregada como en proponer mejoras”, recalca.
“Actualmente existen plataformas y hardware para ese fin, si el comparativo se realiza con una flota de combustión la electromovilidad en el tiempo siempre va a salir ganando en rebaja de emisiones, pero lo que tenemos que empezar a pensar ahora es cómo podemos ser más eficientes cuando nos comparemos con flotas que también son eléctricas. El cambio eléctrico por sí solo no va a ser suficiente, y, por esa razón, muchas empresas ya empezaron a medir todas esas variantes”.
Para finalizar, Gonzalo indica que si bien se tiene la idea de que hay un menor riesgo de incendio que con los vehículos de combustión “te sorprenderías lo inflamable que pueden ser las baterías y que el extintor que la mayoría llevamos actualmente no es el indicado para apagar este tipo de fuego, por eso la educación de seguridad, reciclado y uso, hacen parte del compromiso con este importante cambio”.