A principios de febrero de este año, el CEO de OpenAI, Sam Altman, hizo un llamado en la plataforma X para construir a nivel mundial más infraestructura de Inteligencia Artificial (IA) de la que actualmente está prevista. Seguido a esto, el Wall Street Journal informó que Altman estaba en conversaciones con posibles inversores, buscando hasta 5 o 7 billones de dólares para impulsar la producción de chips a un nivel que aceleraría aún más el crecimiento de su empresa y la IA en general.
Desde entonces, como era de esperar, se ha prestado mucha atención a la cifra de inversión inicial, que -por decirlo en términos de la industria naviera- representaría unas cinco veces el valor estimado de la flota mundial de buques en la actualidad.
Para los que trabajamos en la logística y cadenas de suministro, el anuncio también entregó luces sobre tres grandes tendencias y retos que están reconfigurando fundamentalmente nuestra industria:
LOS "GRANDES JUEGOS" DEL SIGLO XXI
Vivimos en una era de intensa competencia geopolítica, en la que Estados Unidos, China y la UE, en particular, pugnan por posicionarse y obtener ventajas como los tres "centros de gravedad" del comercio mundial. Vehículos eléctricos y baterías; energía solar y energía verde; semiconductores; en estos y otros sectores estratégicos, estamos viendo cómo los gobiernos nacionales legislan e invierten para intentar proteger a sus trabajadores e industrias nacionales al tiempo que realizan la transición hacia las áreas que garantizarán el crecimiento económico en el futuro.
También observamos cambios en la producción de semiconductores como parte de una tendencia a la deslocalización. El llamado de Altman a invertir en la producción de chips resonará en un gobierno estadounidense que es consciente de las capacidades que sus rivales están desarrollando a buen ritmo y no quiere quedar rezagado, así como por los futuros riesgos para la seguridad nacional. Pero las leyes fundamentales de la economía y ventaja competitiva indican que el comercio seguirá fluyendo desde mercados con menores costes laborales y de producción, aunque a niveles variables.
A medida que el mundo oscila entre la interdependencia de las cadenas de suministro globales y los peaks de producción nacional y proteccionismo, las empresas de logística tendrán que proporcionar la flexibilidad, la visibilidad sobre los flujos de materiales y la experiencia en gestión de la capacidad y diseño de redes que sus clientes necesitan para responder en tiempo real.
RESILIENCIA
Altman sostenía en su post en X que una infraestructura de IA a gran escala y una cadena de suministro resistente son cruciales para la competitividad económica. Desde el trastorno que desencadenó la pandemia en las cadenas de suministro mundiales, nuestro sector ha pasado a figurar con más regularidad en las agendas de los consejos de administración de las empresas y la capacidad de recuperación se ha convertido posiblemente en la prioridad número 1 de esos debates.
La resiliencia en la cadena de suministro puede adoptar muchas formas: añadir redundancia, planificar rutas y capacidad de contingencia, rediseñar las redes para acercarlas a los clientes o a los centros de producción, cambiar de modo de transporte, mantener mayores niveles de existencias, diversificar las fuentes de suministro o simplemente aumentar la visibilidad en tiempo real.
Las empresas de logística son las mejor situadas para identificar los enfoques que logran la capacidad de recuperación con un equilibrio óptimo de costes, fiabilidad del servicio y calidad. Como en cualquier viaje a aguas desconocidas, cualquier intento de potenciar la producción de chips se topará, sin duda, con baches que obligarán a todos los involucrados a aunar esfuerzos y reaccionar. La verdadera resistencia de la cadena de suministro para un proyecto de esta envergadura requerirá un tipo de enfoque más flexible, el cual se ha perfeccionado en nuestro sector en los últimos 4-5 años, con el apoyo de las mismas tecnologías que está trabajando para avanzar.
LA PARADOJA DE LA SOSTENIBILIDAD
Para alcanzar los objetivos climáticos del Tratado de París y nuestras propias ambiciones de cero emisiones netas, el sector logístico, como muchos otros, necesita nuevos cambios tecnológicos. La IA desempeñará un papel decisivo, ayudándonos no solo a descubrir nuevas soluciones y materiales ecológicos que reduzcan o eliminen las emisiones, sino a generar conocimientos que aceleren el desarrollo de vehículos eléctricos, combustibles sostenibles y otras tecnologías limpias.
Una de las principales críticas al plan de Altman ha sido que la energía y otros recursos necesarios para mantener un nivel tan gigantesco de producción de chips y potencia de procesamiento para la IA serán perjudiciales para el medio ambiente.
A corto plazo, la cadena de suministro -a través de sus medidas de eficiencia y optimización- ofrece una de las palancas más eficaces para mitigar la huella medioambiental de este tipo de expansión de la infraestructura de IA. A largo plazo, paradójicamente, una cadena de suministro con cero emisiones dependerá del tipo de avance que sólo una expansión como ésta pueda proporcionar.
Independientemente de que la cifra final de inversión necesaria para hacer realidad la ambiciosa visión de Altman ascienda a los 7 billones de dólares (o incluso hasta 8 billones que mencionó en un post a finales de febrero), está claro que el sector de la logística y la cadena de suministro desempeñaría un papel fundamental para el éxito del plan.
Ya estamos viendo el potencial de la IA para transformar nuestro sector. En la misma virtud, la logística puede desempeñar un papel esencial en cualquier esfuerzo de transformación a gran escala para expandir la IA.
Por Tim Robertson, CEO Americas, DHL Global Forwarding