Cada 7 de julio se conmemora el Día de la Conservación de los Suelos, pero poco se habla de una erosión invisible: la provocada por residuos industriales mal gestionados que contaminan silenciosamente la tierra en Chile. A diferencia del agua o el aire, no existe una ley que regule esta contaminación, ni normas de calidad ni un catastro nacional que permita dimensionar el daño. En este vacío, miles de toneladas de lodos, aceites y escorias son dispuestas cada año sin trazabilidad ni tratamiento real.
En las celebraciones especiales, las tiendas minoristas enfrentan uno de sus mayores desafíos logísticos del año. En fechas especiales, los consumidores chilenos expresan su cariño con flores, chocolates gourmet, cosméticos de alta calidad y otros productos delicados. Aunque parezcan regalos simples, trasladarlos y conservarlos requiere una logística cuidadosa y un transporte refrigerado para mantenerlos en perfectas condiciones.