Las restricciones que nos impuso la crisis sanitaria mundial aceleraron la transformación digital en todas las empresas. Esto, no solo ha impulsado la adquisición de nuevas tecnologías, sino también la necesidad de buscar la forma de cambiar la cultura organizacional, orientándola a la digitalización de los colaboradores.
Simplificar procesos aprovechando las ventajas de la tecnología, necesariamente, debe ir de la mano de incentivar la participación de quienes forman parte de la empresa y también de la capacitación. Y es que la digitalización puede bajar costos y hacer más eficientes los procesos, pero si no subimos a los trabajadores a este carro rápidamente, todo se ralentiza.
En toda América Latina, se observan brechas en el desarrollo digital y la industria logística las ha experimentado aún más con aumento de las compras online, producto de la pandemia. Las grandes empresas han podido responder a la demanda, mejorando sus procesos pero las pymes están en un doble cuello de botella: primero, porque se les vino encima la urgencia de incorporar tecnologías como el WMS; y, segundo, porque su capital humano no estaba listo para asumir los cambios.
La digitalización es una prioridad, pero la alfabetización también lo es, porque contar con la mejor tecnología y no saber sacarle partido es igual a matar a la gallina de los huevos de oro. Es hora de vencer la resistencia al cambio y procurar contar con talentos que estén a la altura de las nuevas exigencias.
La transformación digital implica una nueva cultura y, por eso, hay que buscar asesoría, antes que las herramientas tecnológicas que se necesitan para responder a los desafíos. Busquemos el apoyo necesario para las nuevas curvas de aprendizaje y combinemos la experiencia de nuestros viejos trabajadores con el ímpetu de los nativos digitales para forjar una nueva cultura, una donde la adopción de nuevas tecnologías sea el pan de cada día.
Por: David Lagos, Gerente General Getpoint