Los almacenes, que antes se veían simplemente como un lugar para guardar productos, ahora tienen el potencial para hacer o deshacer la relación de una empresa con sus consumidores. El rápido crecimiento del comercio electrónico y de las demandas de producción impulsadas por las cambiantes expectativas de los consumidores, han obligado a los almacenes a evolucionar para convertirse en epicentros operativos cada vez más eficientes, ágiles, y operativos 24/7. Para esto, las empresas han recurrido a la automatización de la cadena de suministro. De acuerdo con un nuevo estudio de Accenture, esta es la tercera prioridad de inversión de los ejecutivos y tres de cada cinco empresas están recurriendo a la automatización y la robótica.
Las tres razones para automatizar los almacenes son la escasez de talento; el aumento de la velocidad y volumen necesarios para satisfacer las demandas de los consumidores y para responder a nuevos desafíos que les ha puesto a las empresas el mercado cambiante que dejó la pandemia. En 2020, el COVID-19 amplió tanto la escasez de mano de obra como la presión sobre las redes logísticas globales, estimulando aún más la inversión en la automatización de almacenes y en los próximos cinco años las inversiones en este ítem crecerían un 15% más.
El nivel adecuado de automatización y autonomía no sólo permite hacer las operaciones más rápidas, seguras y eficientes, sino que también reduce los costos y mejora los plazos de entrega. Sin embargo, las empresas eligen tecnologías independientemente de las necesidades de sus almacenes o de los tipos de operaciones con las que cuentan, lo que no permite escalar las nuevas tecnologías a través de todo el negocio. Siguen utilizando métricas antiguas para medir el rendimiento de sus inversiones y no consiguen captar los beneficios holísticos. Como resultado, todo el potencial de la colaboración entre humanos y máquinas sigue sin aprovecharse.
Para aplicar la automatización y las nuevas tecnologías de forma correcta, las empresas deben tomar en cuenta cuatro elementos principales: primero, reevaluar la relevancia y el papel que se espera que desempeñen los almacenes en estrategias generales de la cadena de suministro. En segundo lugar, clasificar los almacenes en función de la complejidad de las operaciones y de los requisitos de trabajo para identificar las soluciones tecnológicas adecuadas. Tercero, identificar los rendimientos menos obvios pero vitales al calcular el ROI. Y, finalmente, construir una arquitectura digital para la conectividad de extremo a extremo. Integrar y combinar las tecnologías para facilitar una automatización y la autonomía.
Teniendo en cuenta la economía digital 24/7 en la que operamos hoy, las presiones del COVID-19 en la cadena de suministro y la creciente demanda de los consumidores por un comercio instantáneo y sostenible, las empresas no pueden seguir esperando para cambiar de estrategia. Ha llegado el momento de un cambio estratégico mayor. El momento de avanzar hacia el cambio es ahora.
Por Marcos Alexandre Lopes, Líder de Industry X para Accenture Hispanoamérica