DESAFIANDO A LOS INVENTARIOS

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De seguro quienes somos parte de la cadena de suministro, estos últimos cuatro años hemos estado desafiados en poder construir y mantener los niveles óptimos de inventarios que nuestras organizaciones requieren. Lo más probable es que muchos de nosotros cometimos errores como el subestimar la demanda al inicio de la pandemia que nos llevó a estimar a la baja los inventarios y ser incapaces de construirlos cuando en Chile la demanda se incrementó producto de la mayor liquidez interna, durante el período de pandemia.

Y cuando el 2022, veíamos que se podían volver a normalizar, aumentamos las compras y nos encontramos con contracción de distintas industrias y bajo crecimiento del país que se mantuvo hasta el 2023, llevándonos nuevamente a tener altos niveles de stock.

No podemos negar que este proceso ha permitido que nos desarrollemos y nos graduamos con distintas habilidades: Liderazgo y Comunicación, Capacidad para innovar, Flexibilidad para adaptarse al cambio, Pensamiento estratégico, Resiliencia, Negociación entre otros que, sumado a la carrera y adopción tecnológica, en teoría, nos permiten estar más equipados para este mundo que ha desafiado a las cadenas logísticas con todos sus conflictos.

R SILVAPara el caso de Chile, la evidencia nos dice que aún tenemos desafíos en desarrollar capacidades que nos permitan administrar correctamente los niveles de inventarios, anticipándonos a la variabilidad de la demanda y la integración con los puntos productivos para minimizar las consecuencias del temido efecto látigo y sobre stock, así como el deterioro en el nivel de servicio cuando los quiebres de stock afloran.

Si bien, el 2023 fue un año de normalización de inventarios respecto al 2022, la contracción generalizada del comercio impidió que llegásemos a niveles óptimos.

La evidencia de esto es lo que refleja el “Índice de inventarios de Comercio” del INE, que desde el 2022 muestra que no hemos podido normalizar los niveles de inventarios a niveles pre-pandemia y estallido social.  Causas hay muchas, desde el peak de demanda y consumo que vivimos hasta el primer trimestre del 2022, así como la inflación y la nula expansión de la economía y el consumo el 2023. Como consecuencia de esto, se puede extrapolar que aquellas compañías que lograron rescatar números positivos durante el 2023 lo hicieron, en promedio, con un ROCE o EBIT sobre capital empleado ineficiente, con altos niveles de stock y castigos por obsolescencias, afectando la rentabilidad de los accionistas.

Ahora pues, si estamos avanzando en las tecnologías (herramientas) y el desarrollo de nuestro capital humano logístico. Aunque suena cliché, no podemos olvidarnos que son los procesos de negocios los que establecen la ruta para el logro de objetivos y las reglas de convivencia entre herramientas y personas.

En este sentido, los profesionales de la cadena de suministro estamos desafiados a jugar un rol protagónico en el liderazgo de la implementación y control de estos procesos que permitan asegurar el compromiso con los clientes, la rentabilidad y la eficiencia de las organizaciones. No solo hablamos de procesos propios de la cadena de suministro, sino también procesos del negocio, dado el conocimiento integral que tenemos de la cadena de valor de la organización.

Hoy existen distintas metodologías de procesos, que junto a herramientas tecnológicas nos permiten planificar la demanda, el suministro y la rentabilidad del negocio, desde el famoso S&OP (Sales and Operation Planning) como algunas versiones más actualizadas de la Planificación Integrada de Negocios (IBP por su nombre en inglés), cuyo objetivo es poder planificar la rentabilidad de la compañía de mediano y largo plazo en diferentes escenarios probables y en donde toda la organización está comprometida con los objetivos empresariales.

El camino en estos procesos es exigente pues requiere el apoyo y compromiso de todos los miembros dentro de la organización, de capitán a paje, para que estas implementaciones se puedan mantener y sostener con las mejoras prácticas en el tiempo. Es más, un factor de éxito es el compromiso del equipo de ejecutivos de la organización en dirigir, participar y apoyar a los equipos para mantener el proceso vivo.

¿Ahora qué? La invitación es a tomar toda la experiencia ganada en estos últimos años turbulentos y desafiarnos a desarrollar cadenas logísticas más eficientes, competitivas y que asuman un rol diferenciador de cara al cliente y el negocio.

Por: Ricardo Silva M. Gerente de Supply Chain Cerámicas Cordillera. Miembro del Supply Chain Council Chile (SCCC).

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