Los niños siempre lo han sabido: la caja que envuelve un regalo puede ser tanto o más atractiva que lo que hay dentro. En otras palabras, el packaging importa y hoy más que nunca. Ya no se trata solo de proteger el producto, sino de darle un valor agregado y mejorar la experiencia de compra, a través de un embalaje eficiente, optimizado y, por supuesto, sustentable.
El récord histórico alcanzado en el último Cyber Monday del 2024, con ventas que ascendieron a US$ 447 millones, no solo reflejan el auge del comercio electrónico, sino también la relevancia del packaging en estos procesos. Dos de los rubros que más crecieron durante este evento fueron los supermercados y los bienes durables, incluyendo electrónica, tecnología y muebles. Es decir, compras que demandan una cantidad no menor de envases, embalajes y materiales de envío.
Este crecimiento reafirma el desafío de innovar en alternativas de embalajes más eficientes y sostenibles. En Chile, muchas organizaciones ya han avanzado en este camino y están explorando -por ejemplo- el uso de materiales reciclables o reutilizables, tanto para hacer más eficientes sus procesos como para cumplir con las nuevas normativas y las expectativas de los consumidores actuales.
“El rubro del packaging crece a tasas sobre el 4% anual y seguirá creciendo así los próximos años, ya que es imprescindible para proteger los alimentos, las mercaderías, las exportaciones y la seguridad alimentaria”, señaló Mariana Soto Urzúa, gerenta general del Centro de Envases y Embalajes de Chile (CENEM), durante CircleParck 2024, feria internacional del packaging efectuada en abril de este año, en nuestro país.
Pero además de ser indispensable para proteger y transportar productos, el rol del packaging ha evolucionado en los últimos años -impulsado principalmente por el auge del comercio electrónico- convirtiéndose en un elemento muy relevante en la satisfacción del cliente y la diferenciación de marca.
En esa línea, la tendencia global apunta a invertir en embalajes inteligentes y personalizados, que mejoren la experiencia del usuario, pero que a su vez optimicen los costos logísticos y minimicen el impacto ambiental. Un reto que, definitivamente, demanda “pensar fuera de la caja”.
EXPERTISE EN PACKAGING
Con 31 acuerdos comerciales internacionales y más de 50 productos en los rankings de exportaciones mundiales, la industria chilena cuenta con bastante experiencia en el rubro del packaging. Además, su ubicación geográfica determina que los productos que exporta deban recorrer grandes distancias para llegar al destino final, por lo que el embalaje es clave en la protección a lo largo de toda la cadena logística. Asimismo, en Sudamérica lleva la delantera en iniciativas orientadas a una producción más limpia.
A pesar de estas fortalezas, también hay oportunidades de mejora y aspectos a los que se debe poner atención para poder seguir avanzando. Entre ellos, el ajuste a las nuevas regulaciones, la evolución de los modelos de negocios y las mayores exigencias de los consumidores en mercados altamente competitivos y donde la eficiencia de la cadena de suministro es esencial.
Además de trabajar en innovación y aplicación de nuevas tecnologías, se considera fundamental observar lo que está ocurriendo en países desarrollados, trabajar en redes de colaboración y adoptar un enfoque multidisciplinar que integre a las áreas relacionadas con el marketing, la innovación tecnológica y la sostenibilidad.
Paralelamente a las leyes ambientales más recientes, varias empresas y organizaciones del país han avanzado en acuerdos de carácter voluntario, destinados a contribuir con una economía circular. Uno de ellos es el Acuerdo de Producción Limpia (APL) para la sostenibilidad de los embalajes usados en comercio electrónico. Liderado por la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo, más de 40 empresas ya se han adherido a este acuerdo, que busca generar propuestas concretas para reducir el volumen, peso y facilitar el reciclaje de estos embalajes.
EL IMPACTO DE LA LEY REP EN EL PACKAGING
El packaging es un elemento fundamental para cumplir con las regulaciones medioambientales. En Chile, una de las normativas clave en este ámbito es la Ley 20.920, también conocida como “Ley REP” que establece un marco regulatorio para la gestión de residuos, la responsabilidad extendida del productor y el fomento al reciclaje.
Respecto de las empresas, señala que estas deben hacerse cargo de la recolección y valorización de ciertos productos llamados “prioritarios”, cuando se transforman en residuos. Entre estos productos se encuentran los Envases y Embalajes (EyE).
Asimismo, la normativa establece metas anuales y progresivas de recolección y valoración de residuos, según el material. Para el periodo que comenzó a regir el 2 de octubre de este año, los porcentajes son los siguientes: cartón para líquidos (60%), metal (55%), papel y cartón (70%), plásticos (45%) y vidrio (65%).
Adicionalmente, la ley contempla la figura de los Sistemas de Gestión Colectivos (GRANSIC), entidades financiadas por las empresas reguladas y que deben encargarse de que los residuos se gestionen tal como indica la ley.
Actualmente, existen 4 GRANSIC para la gestión de envases y embalajes; Giro y ReSimple para Residuos Domiciliarios y No Domiciliarios. En tanto, ProREP y Campo Limpio están orientados a Residuos No Domiciliarios.
Según datos del Ministerio del Medioambiente, en Chile se recicla el 12,5% de los residuos de EyE domiciliarios y la meta es llegar al 60% en 12 años (2035), cifra similar al de los países desarrollados.
Se calcula que aproximadamente el 60% de los Envases y empaques (EyE) que se generan en el país son Domiciliarios, y el 40% restante, No Domiciliarios.
EMBALAJE “LIBRE DE FRUSTRACIONES”
El uso excesivo de embalaje en las compras online no solo molesta a los consumidores; también aumenta los costos asociados a packaging y transporte. Según un estudio de la compañía española DS Smith, las cajas de cartón sobredimensionadas transportan un exceso de aire que equivale a 41 millones de metros cúbicos al año. Algo así como 11.000 piscinas olímpicas. ¡Muy poco sustentable!
A nivel global, una de las primeras empresas que tomó cartas en el asunto fue Amazon, donde incluso acuñaron el término Frustration free packaging (FFP), con el objetivo de crear una cultura de envíos optimizada, que no abusara de soluciones de embalaje y, a su vez, facilitara la apertura de los paquetes.
Con esta premisa, desde el año 2015, Amazon ha reducido 33% la cantidad de embalaje necesario para hacer envíos, lo que equivale a 1.600 millones de cajas de envío.
Empresas como Fisher-Price también desarrollaron iniciativas para reducir el desperdicio y promover la sostenibilidad, al mismo tiempo que mejoraron la experiencia del usuario a través de empaques más amigables con el medio ambiente.
En los últimos años, algunas compañías han introducido innovaciones como los empaques a base de plantas, con materiales como la fibra de la caña de azúcar o los residuos del trigo y del maíz. Estos materiales son duraderos, compostables y ofrecen una alternativa al plástico, sin impacto ambiental negativo.
Otras soluciones innovadoras son los empaques comestibles, que se elaboran a partir de materiales como arroz, papa o algas; los empaques reutilizables, que los clientes pueden devolver, limpiar o reutilizar y los empaques minimalistas, que incluyen certificaciones ecológicas (reciclables o biodegradables).
En definitiva, incorporar herramientas de innovación en el mercado del packaging -nuevas tecnologías, nuevos materiales y mejoras de los procesos- es fundamental para responder a la creciente demanda de envases y embalajes y, al mismo tiempo, cumplir con las exigencias de sostenibilidad. Hacerlo antes que la competencia, sin duda, permitirá convertirlo en un elemento diferenciador.
¿EN QUÉ CONSISTE LA VALORIZACIÓN DE ENVASES?
Dependiendo de la materialidad del envase y/o embalaje descartado, existen distintas formas de procesar los residuos para su posible valorización. Así, encontramos el reciclaje mecánico; el químico (asociado a plásticos) y el reciclaje energético, utilizado en materiales cuyos residuos son difíciles de clasificar y/o recuperar con las técnicas mencionadas. Una cuarta categoría es el reciclaje orgánico o compostaje, que se utiliza con los residuos orgánicos.
CLASIFICACIÓN DE ENVASES Y EMBALAJES
Con el objetivo de establecer las bases para las estrategias de recolección, valorización y reciclaje de residuos, la ley REP define conceptos y clasificaciones vinculados al packaging. Entre ellos:
Envases y embalajes: se definen como aquellos productos hechos de cualquier material, de cualquier naturaleza, que sean usados para contener, proteger, manipular, facilitar el consumo, almacenar, conservar, transportar o para mejorar la presentación de un artículo. También se incluyen en esta categoría los elementos auxiliares integrados o adosados al producto original, cuando cumplen con la función de informar al consumidor o brindan alguna de las funciones ya señaladas.
Tipos de envases: primarios, secundarios y terciarios
Envases Primarios: Son aquellos que entran en contacto directo con el producto, sirviendo como primera capa de protección y presentación. Pueden ser botellas de plástico, latas de metal, vidrio, entre otros. La clasificación de envases primarios es crucial ya que define el material más visible para los consumidores y, por ende, puede influir en las actitudes hacia el reciclaje.
Envases Secundarios: Pueden agrupar a varios envases primarios, con el propósito de facilitar su transporte y comercialización. Un ejemplo común son las cajas de cartón que contienen varias botellas de vidrio o latas. Los envases secundarios optimizan el espacio y son fundamentales en la cadena logística, pero también presentan desafíos particulares en términos de manejo de residuos, debido a su tamaño y peso.
Envases Terciarios: Incluyen embalajes como pallets y contenedores utilizados para el transporte y almacenamiento en gran escala. Aunque no están en contacto directo con el producto final, los envases terciarios son esenciales para una logística eficiente. Suelen estar hechos de materiales resistentes y duraderos que requieren procesos de reciclaje especializados.