Desde el 24 de febrero, fecha en que se inició la invasión rusa a ucrania, los ojos del mundo están puestos en los efectos que este nuevo conflicto bélico puede tener en los distintos mercados, por muy lejano que estos parezcan y donde Chile por supuesto no es la excepción, poniendo especial énfasis en los efectos inflacionarios, el valor del petróleo y los precios de los cereales.
Las disrupciones de la cadena de suministro en los dos últimos no han sido menores y han dejado un manto de cambio sobre la industria. El confinamiento de importantes ciudades asiáticas (polo por excelencia de la producción mundial) dejó graves heridas en las cadenas logísticas. El cierre de puertos, la disminución de las jornadas laborales en los puertos, la falta de productos, la escasez de materias primas y el precio del transporte son sólo algunos de los efectos de esta crisis sanitaria que tanto han estudiado y analizado los distintos actores del sector.
Lamentablemente, cuando se pensaba que esta crisis por coronavirus daba cierta tregua, vemos como nuevamente comienzan a confinar importantes ciudades productoras y portuarias chinas. Esta crisis no se detiene.
Así llegamos al 24 de febrero, con la mirada aún puesta en cómo mejorar y enfrentar las disrupciones logísticas, cuando el mundo vio con asombro y estupor el inició de la invasión rusa a su vecino país Ucrania, crisis se transforma en la última de esta serie de situación que han golpeado y dejan en entredicho el actuar de las cadenas logísticas y la situación económica mundial.
¿Qué efectos tendrá este conflicto? son algunos de los análisis realizados, coincidiendo todos ellos que los eventuales efectos dependen, principalmente, en la duración que tenga el conflicto.
Considerando las cualidades de la economía mundial (abierta e integrada) se hace necesario analizar eventuales escenarios que este enfrentamiento militar pueda dejar. El tan temido efecto dominó de los conflictos a nivel mundial puede nuevamente poner en jaque a la economía mundial, tal como ocurrió en hechos como el atentado a las torres gemelas en 2001, ocurrido en la ciudad estadounidense de Nueva York, la guerra de Afganistán, la crisis económica de 2008 (crisis asiática), entre muchos otros hechos que han generado un efecto en cadena a nivel mundial.
¿QUÉ MÁS PUEDE OCURRIR A LA SUPPLY CHAIN GLOBAL?
Hasta el momento, las cifras de muertes y el número de refugiados son espantosos y, sin duda, es la principal preocupación ante el conflicto. A lo anterior, los efectos en términos de infraestructura y las devastaciones de la economía ucraniana, dado la seguidilla de bombardeos rusos, hace presagiar un difícil proceso de reconstrucción del país y de su economía, más aún cuando gran parte de su matriz productiva ha sido dañada.
Los efectos negativos del conflicto también han comenzado a generar la atención de otros sectores como, por ejemplo, la economía global, del sistema de naciones, las relaciones internacionales y los distintos actores de las cadenas de suministro globales.
Ante lo aprendido en los dos últimos años, donde Supply Chain ha sido tremendamente golpeada, obligando a los cambios, reestructuras, reajustes, en otras palabras, obligando al sector a poner a prueba su resilencia y su flexibilidad; muchos pensaban ¿qué más podría pasar? El conflicto entre Ucrania y Rusia es una clara respuesta a esta interrogante y que ha generado que la atención esté hoy en los efectos de esta acción bélica en los distintos mercados, por muy lejano que esto se vea.
POSIBLES EFECTOS
Primero que todo, predecir qué puede ocurrir ante un conflicto de esta envergadura es muy complicado; sin embargo, distintas voces se han atrevido a tirar las primeras líneas de las consecuencias que tendría a nivel mundial y sobre todo en términos logísticos y económicos la crisis ucraniana.
En términos globales, muchos hablan de cómo China reforzaría su papel a nivel mundial y especialmente en Asia ante este conflicto como principal agente económico. Ante los anuncios y las medidas asumidas por EE. UU y Europa, las cuales apunta al bloque comercial mundial de Rusia y sus eventuales aliados obligaría a estos países a mirar hacia Oriente, fortaleciendo los vínculos económicos y estratégicos.
El conflicto podría acelerar la apertura de la Ruta Ártica para conectar los yacimientos de gas natural y petróleo rusos en la zona ártica con China. Esto abriría una vía de navegación alternativa verdaderamente masiva entre Rusia y el resto del mundo.
Otro efecto que se ha planteado es que la guerra no ayudará a estabilizar el transporte marítimo y, por lo tanto, podría contribuir a prolongar sus disfunciones. El incremento del precio de los combustibles fósiles incrementará los precios del transporte marítimo, aunque la guerra también debería provocar un retraimiento de la demanda.
Otro aspecto no menor a considerar al momento de analizar los efectos que tendría a nivel mundial un conflicto de esta naturaleza es que dichos países son importantes proveedores globales de cereales, lo que podría empujar un alza en los precios de estos producto, lo que entra en juego en tiempos en que otros mercados luchan contra la sequía, lo que podría agravar la situación a nivel mundial.
MERCADOS EMERGENTES
Los mercados emergentes sufrirán el impacto de la invasión rusa a Ucrania, pero el alcance y la escala de este fenómeno será diferente en cada mercado. Al cierre de esta edición, el conflicto sigue desarrollándose ante el fracaso de los intentos de paz con las evidentes consecuencias que eso tiene en términos humanitarios. Antes de iniciarse la invasión rusa, los analistas económicos y financieros ya presagiaban un primer semestre complejo en términos económicos con un alza en la inflación; situación que ya ha despertado la atención de los analistas nacionales y de los actores económicos nacionales públicos y privados.
El crecimiento económico global y la anhelada reactivación económica se iba dando, pero de forma lenta, apelando a una normalización de la situación global; sin embargo, en términos chileno ya se hablaba de una disminución, por ejemplo del consumo interno, apuntando a los efecto del fin de las ayudas fiscales que marcaron el devenir económico el 2021. Sin embargo, muchos esperan que la inflación vaya dando tregua en el segundo semestre 2022 frente a una cierta estabilidad entre la oferta y la demanda.
El economista y académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Talca, Gabriel Pino, ahondó sobre los eventuales efectos de la crisis bélica en Chile, donde explicó que si bien el efecto inicial en los mercados internacionales como el precio del dólar se ha moderado, todos los expertos coincidieron en las nefastas consecuencias que podría tener para la economía mundial una extensión del conflicto y en ese sentido Chile no sería la excepción.
“Chile no es la excepción, por lo que las expectativas de recuperación postpandemia para el presente año parecen verse perjudicadas, siendo la incertidumbre nuevamente un factor clave para debilitar la actividad económica nacional. Si bien Rusia y Ucrania no corresponden a socios comerciales importantes para Chile, el conflicto armado puede tener un impacto significante en la economía local”, afirmó el docente de la Universidad de Talca.
El académico reconoció que una de las mayores preocupaciones a nivel nacional es el tema inflacionario, el cual se complejizaba de extenderse la guerra. “Si bien la política monetaria ha estado actuando con fuerza, no parece ser suficiente para frenar la presión inflacionaria que podrían ocasionar las consecuencias de esta invasión”, enfatizó.
“Rusia es un importante productor mundial de petróleo y gas natural, por lo que un alza en sus precios es una consecuencia inmediata. De extenderse la guerra, podríamos tener valores del barril del crudo no vistos en años. Dado que Chile es un país que importa prácticamente la totalidad del crudo que utiliza, se espera un impacto relevante en los costos de transporte y, por ende, una subida general en los precios lo cual viene a acentuar el problema inflacionario que enfrentamos”, sostuvo Gabriel Pino.
El académico de la FEN UTalca manifestó que las naciones en conflicto, además, son importantes productores de trigo, lo que ha repercutido en su precio y es esperable nuevas alzas de extenderse la guerra.
“Dado el alto consumo de pan en el país, deberíamos esperar un impacto importante en el precio de este bien y otros productos derivados, lo que es otro factor que presiona al alza la inflación del país”. Ante la situación descrita, el profesor explicó que es necesario para el país tener “un diseño fiscal estricto para complementar la política monetaria, que pueda atenuar los efectos inflacionarios para el presente año, dado que el contexto actual puede cambiar rápidamente, considerando que las consecuencias pueden ser más profundas y complejas en la medida que este conflicto armado se extienda y acentúe en el tiempo”.