Tarifas, escasez de recurso humano y descarbonización, son sólo algunos de los desafíos que los actores del sector logístico y de comercio exterior deben tener en la mira. A continuación, conozcamos como siguen evolucionando estos retos actuales y futuros.
El transporte de carga a nivel mundial enfrenta importantes retos de cara al próximo quinquenio, muchos de los cuales se han agudizado a partir de los efectos que la pandemia ha tenido en la operativa de comercio exterior y la cadena de suministro extendida.
Desde el transporte terrestre marítimo de mercancías hasta la operativa de carga aeroportuaria, los actores del rubro logístico y de comercio exterior a nivel mundial y, por cierto a nivel nacional, deberán estar atentos a los desafíos globales que imponen los modos de transporte, algunos de los cuales presentamos a continuación. Veamos…
MARÍTIMO. ENTRE AGUAS TORMENTOSAS
A inicios de este año, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) alertaba respecto a los costos de los fletes navieros, asegurando que el incremento en las tasas del transporte marítimo se mantendría durante 2022, debido a los grandes problemas de las cadenas de suministro generados por la pandemia de COVID-19. En su reporte anual, la UNCTAD advertía que, debido a esto, los niveles mundiales de precios de importación aumentarían en un 11% hacia 2023.
8 meses después, si bien las tarifas spot han mostrado una caída, lo cierto es que las tarifas mensuales de los fletes marítimos continúan en niveles históricamente altos. En cifras, según lo informado a fines de julio por la prestigiosa plataforma de inteligencia de mercado y evaluación comparativa de carga Xeneta, “el XSI® (Xeneta Shipping Index) global volvió a subir en julio a 435,2 puntos. Esto marca el quinto mes consecutivo en el que alcanza un nuevo récord”.
En comparación con 2021, el índice global que incluye todos los contratos válidos a largo plazo, aumentó un 112 % durante 2022 y, en comparación con julio de 2019, aumentó un 280%”, destacó el reporte, agregando que, “sin embargo, es el aumento mensual más lento desde enero (de 2022), ya que las tasas de los nuevos contratos a largo plazo en muchas de las principales operaciones parecen haber tocado techo”.
Durante la presentación de estos datos, el director general de Xeneta, Patrik Berglund expresó que “las navieras han disfrutado de aumentos asombrosos en las tarifas, impulsados por factores como la fuerte demanda, la falta de equipos, la congestión y la incertidumbre de COVID, durante 17 de los últimos 19 meses”, agregando que durante julio “se ha visto aún más repuntes en todos los ámbitos, pero las señales son claras de que hay un ‘cambio’ en el sentimiento a medida que evolucionan algunos fundamentos”, considerando que “los aumentos de julio son los más lentos desde enero de 2022, con una presión alcista sobre los acuerdos a largo plazo que disminuyen a medida que las tasas al contado caen en las operaciones principales”.
En esta línea, Berglund estimó que “hay indicios de que es posible que hayamos alcanzado un techo y que es más probable que los precios de los nuevos acuerdos se mantengan en lugar de volver a subir de repente como nos hemos acostumbrado a ver últimamente. Sin embargo, eso es probablemente de poco consuelo para los transportistas que han sido golpeados continuamente por un mercado a toda marcha y ahora ven que los precios se estabilizan en niveles históricamente altos”.
En términos generales, según lo expuesto por Berglund, “nada es seguro”, considerando que “los puertos de EE.UU. y Europa todavía están congestionados, la acción industrial en la cadena logística se está extendiendo a nivel mundial y, por supuesto, todavía tenemos la amenaza de COVID y su impacto en la actividad económica, particularmente en China”.
A partir de lo expuesto, resulta válido afirmar que la recuperación de “estándares normales” para el comercio transoceánico no “llegaría a puerto” en el corto y mediano plazo. En palabras de Berglund aún “hay muchas variables en juego, por lo que es imperativo estar atentos a la inteligencia más reciente cuando se negocian contratos a largo plazo para lograr ventajas competitivas”.
TERRESTRE. EL RECURSO HUMANO EN LA MIRA
La escasez de conductores en el sector de carga terrestre es uno de los factores que durante los últimos cinco años ha estado en la mira de las empresas y gremios del transporte. De hecho, sólo en Chile el déficit de este vital recurso alcanza la escalofriante cifra de 20 mil conductores, según han documentado los gremios de transportistas nacionales.
Pero esta crisis no es sólo nacional y de hecho la escasez de conductores está complicando la cadena de suministro en todo el mundo. En Estados Unidos faltan 80 mil conductores, una cifra récord, según datos de la Asociación Estadounidense de Camiones (ATA); mientras que, en Inglaterra, la Road Haulage Association calcula que faltan unos 100 mil conductores. El ejemplo español también resulta alarmante y decidor, considerando que esta nación europea perderá en los próximos diez años más del 30% de su fuerza laboral terrestre, específicamente conductores, debido a la falta de relevo generacional.
¿Qué hacer frente a esta problemática que implica un alarmante riesgo para las operaciones de transporte terrestre a nivel operativo y de costos? ¿cómo impulsar medidas eficientes para atraer a nuevos conductores profesionales al transporte terrestre de mercancías? Son dos de las interrogantes que tienen en jaque a los actores de la industria que debe atender, sin parar, una demanda que sólo se incrementa, principalmente, debido al ya reconocido aumento del e-Commerce en todo el mundo.
Quizás, para encontrar respuestas, sea relevante entender las razones. En este contexto, el envejecimiento de los conductores actuales y la poca atracción que sienten los jóvenes por este tipo de actividad, debido a su alto nivel exigencia y la inseguridad creciente en carreteras y vías, se alzan como los factores determinantes. De hecho, en Chile, la edad promedio de un conductor es de 49 años. Así, mientras estas brechas no se superen, reencantar a los jóvenes con la actividad camionera no será fácil, argumentan los expertos.
Para enfrentar este desafío inminente, la automoción podría ser una respuesta. En un reciente estudio de TomTom Telematics, 38% de los responsables de flotas de transporte predijeron que los camiones autónomos alcanzarían una adopción masiva en la próxima década. Otro 34% predijo que esto sucedería en los próximos 11-20 años. Mientras que sólo un 10% indicó que la automoción no tendrá una penetración significativa.
Sin embargo, este punto de vista no es compartido por todos en la industria. Algunos comparan el futuro del conductor de camión con el papel actual del piloto de avión. Aunque sin duda habrá automatización, el vehículo y el conductor seguirán formando una dupla inseparable.
En esta línea, quizás los esfuerzos deben apuntar a simplificar y abaratar el acceso a la profesión, generando incentivos para aquellos jóvenes que deseen ingresar al rubro de carga terrestre. En esta línea, atraer e incorporar talento femenino a las vías y carreteras del mundo también se alza como una alternativa relevante, considerando que las cifras de participación femenina en la industria camionera tiene un alto potencial de crecimiento. De hecho, según se ha documentado a este respecto, en Europa la participación de las mujeres en el sector de carga terrestre sólo alcanza el 1% y en Estados Unidos el 5%.
En este plano, cabe destacar lo hecho por la Comisión Europea, que a través de la plataforma 'Women in Transport', promueve iniciativas para maximizar la incorporación femenina al sector. Ejemplo de ello es el proyecto 'WoMan', desarrollado por MAN Truck & Bus Iberia, cuya misión es impulsar la formación de la mujer como conductora profesional con becas que cubren hasta el 70% del costo del permiso de conducción para camiones, así como el Certificado de Aptitud Profesional (CAP) para el transporte. Una estrategia que podría replicarse en nuestro país.
AÉREO. LA LARGA RUTA HACIA LAS EMISIONES 0
Ya más recuperados de los embates de la pandemia, los actores de industria aérea han retomado con fuerza uno de los temas que estima como cruciales para su acción futura. Nos referimos a la descarbonización de las operaciones de transporte aéreo, temática en la que se ha centrado la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), durante los últimos meses.
En esta línea, Willie Walsh, director general de IATA, manifestó recientemente que “la descarbonización de la economía global requerirá inversiones en todos los países y durante décadas, particularmente en la transición que se aleja de los combustibles fósiles. En la AGM de IATA en octubre de 2021, las aerolíneas miembros de IATA tomaron la monumental decisión de comprometerse a lograr cero emisiones netas para 2050. A medida que pasamos del compromiso a la acción, es fundamental que los gobiernos apoyen a la industria con políticas que se centren en el mismo objetivo de descarbonización”.
Así, lograr cero emisiones netas se traduce como el gran desafío de esta industria y en opinión de Walsh, “lograr eso requerirá inversiones en toda la cadena de valor que suman billones de dólares. La inversión de esa magnitud debe estar respaldada por políticas gubernamentales coherentes a nivel mundial que ayuden a lograr la ambición de descarbonización, tengan en cuenta los diferentes niveles de desarrollo.
Cabe destacar que no sólo IATA ha puesto en la palestra el tema de la descarbonización del transporte aéreo. A través del documento "Descarbonización del Transporte aéreo. Actuar ahora para el futuro", publicado por el Foro Internacional de Transporte (ITF) de la OCDE, dicho organismo ofrece una visión general de las medidas tecnológicas, operativas y políticas que pueden acelerar la descarbonización de la aviación.
De acuerdo con el organismo, “la descarbonización del transporte aéreo requerirá un enfoque de varios niveles por parte de los gobiernos. Debiendo combinar instrumentos de tarificación del carbono, desarrollo de criterios de sostenibilidad y normas de eficiencia del combustible, así como incentivar el desarrollo y el despliegue de nuevas soluciones tecnológicas para descarbonizar el sector”, indicando que "es importante que los gobiernos trabajen junto con la industria y otros actores interesados de la aviación para permitir la transición".
Cabe destacar que en torno a las iniciativas de operaciones de transporte aéreo sustentables y amigables con el medioambiente, el cielo a surcar es extenso, no obstante, resulta relevante que los actores del comercio exterior y la cadena de suministro que integran el modo aéreo estén expectantes frente a este desafío global que podría tener efectos relevantes a nivel tarifario y operativo, una vez las líneas aéreas y las normativas gubernamentales concreten los acuerdos necesarios para la activación de las estrategias de descarbonización de este modo.