La tecnología es una de las brechas por acortar en este rubro esencial para el desarrollo del país. Con análisis de datos, muchos transportistas podrían alcanzar la excelencia operacional y mejorar su toma de decisiones.
El año pasado no fue fácil para los transportistas. Factores como los precios de los combustibles, las tarifas y la seguridad en las carreteras fueron foco de preocupación para la mayoría y, probablemente, en 2023, lo sigan siendo.
Pero, tal como dice Esteban Fernández, líder de Transporte Latam de Calyco, el transporte terrestre internacional es estratégico para el abastecimiento de materias primas y productos terminados esenciales entre países. Por lo mismo, no debe tomarse a la ligera.
Además, considerando la falta de servicios ferroviarios interconectados en Latinoamérica y el alto costo del flete aéreo, el transporte terrestre internacional es esencial. Sin embargo, urge acortar algunas brechas para impulsar su desarrollo: “demora en Aduanas, poca seguridad en ruta y mayor dotación policial en instalaciones de control en pasos fronterizos”, comenta Esteban Fernández.
Igualmente, el ejecutivo cree que se deben tecnologizar los procesos de control aduanero y mejorar las instalaciones fiscalizadoras de los pasos entre países. Pero, al menos para Calyco, las proyecciones son buenas, pues, se proyecta un crecimiento de los servicios apalancado por una fuerte inversión en camiones propios y la capacidad de respuesta tanto para clientes en Chile como en el resto de la región. “Esto tiene relación en la visión de proyección de proyectos a futuro, como la implementación del Corredor Bioceánico, el cual tiene un total de 1.925 kilómetros de extensión y aprovecha una serie de rutas que ya conectan Brasil, Argentina, Paraguay y Chile”, explica Fernández.
Y es que dicha vía permitirá agilizar el movimiento de carga del centro del continente, para que desde los puertos de la región del norte de Chile puedan salir los productos hacia los mercados del Asia Pacífico. “Por ejemplo, si un barco desde Brasil se demora del orden de 62 días a Japón, desde los chilenos el tiempo se reduce a la mitad”, sostiene el líder de Transporte Latam de Calyco.
Incertidumbre
En opinión de Álvaro Cepeda, director de Educación Continua de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello (UNAB), sede Viña del Mar, el comercio internacional vía terrestre presenta altos componentes de incertidumbre. “Los años han estado marcados por los efectos de la pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación. Para 2023, la guerra de Ucrania y el alza de precios seguirán representando riesgos e incertidumbres, junto con el estancamiento de la economía local y las vecinas”, afirma.
Entre los principales socios comerciales de Chile -en materia de comercio internacional terrestre- se encuentran Brasil, Argentina, Bolivia y Perú. “Los viajes de largos trayectos sufrirán el impacto del alza de los combustibles. Por esto, la gestión eficiente del combustible será un aspecto importantísimo para poder optimizar”, sostiene el profesor Cepeda.
Por lo anterior, el Centro de Trasporte y Logística de la UNAB ha estado estudiando las mejores prácticas para alcanzar eficiencias. Una de ellas es la configuración aerodinámica de camiones. “Tapabarros que cubran los neumáticos y un manejo prudente y adecuado pueden lograr reducciones del consumo combustible de entre 5 y 15%”, comenta el investigador.
Si bien, años anteriores estuvieron marcados por la escasez de conductores, lo cual impactó las remuneraciones, para este año se espera que el fenómeno no se repita, ya que hay indicios de una mayor oferta de choferes. “El desafío es contar con choferes capacitados, motivados y con una cultura de búsqueda de eficiencias en la operación de transporte. A nivel latinoamericano el sector transportista nacional tiene un buen posicionamiento, en términos de prácticas de gestión, operación y laboral. Sin embargo, al comparar con países desarrollados la utilización de tecnología es una de las principales brechas a cerrar”, señala Álvaro Cepeda.
En este ámbito, algunas de las tecnologías que el profesor sugiere adoptaron son aplicaciones enfocadas en el control de flota, la trazabilidad en tiempo real, la gestión de la documentación, la mejora en la gestión de los activos y el mantenimiento preventivo. “La visualización de los envíos, inventarios, activos de transporte y proveedores permitirán una mejor coordinación de la cadena de suministro. El análisis de datos impulsa la excelencia operacional y mejora la toma de decisiones”, dice.
Otra brecha por cerrar es la colaboración en las redes de transporte. “Dado que se debe fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro, la gestión integrada de la logística es un aspecto para desarrollar”, comenta el académico de la UNAB.
Transporte sostenible
Pese a que aumentar ingresos y reducir costos será una labor difícil, se debe continuar por la senda de la sostenibilidad. De ahí que la reducción del impacto en el medio ambiente sea un factor por gestionar. “La búsqueda de combustibles alternativos amigables con el medioambiente o la reconversión de flotas a electromovilidad pueden generar oportunidades de desarrollo. Sin embargo, está condicionado a las diferentes situaciones técnicas de cada país”, explica.
Para Vicente Aprigliano, académico de la Escuela de Ingeniería en Construcción y Transporte de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), el principal desafío del transporte terrestre internacional, principalmente en Latinoamérica, es lograr atender a la creciente demanda de mercancías sustentables. “Naturalmente, para lograr eso hay que reconocer algunas deficiencias con respecto a la conectividad, la calidad de la infraestructura, la seguridad y los avances tecnológicos en el sector del transporte terrestre”, comenta.
En tanto, al comparar Latinoamérica con regiones más desarrolladas, el investigador de la PUCV también observa una brecha en la gobernanza vinculada a la infraestructura y la gestión logística. En este sentido, urge la implementación de estrategias que promuevan la multimodalidad en el transporte terrestre y la aplicación de tecnologías emergentes en la logística relacionada con el transporte terrestre de carga.
“Esta región necesita generar mayor interacción entre el mundo público y el privado para atender mejor las necesidades del transporte terrestre de carga; para mejorar y potenciar la interacción entre malla ferroviaria y transporte carretero; generar mayor eficiencia en la transferencia de carga de puertos a modos terrestres; y promover la creación de estaciones multimodales que puedan ofrecer mejores costos en términos financieros y de tiempo, para reducir el impacto de la ineficiencia logística en el precio final de la mercancía para el consumidor”, afirma Vicente Aprigliano. Además, se necesita potenciar un transporte de carga terrestre menos dependiente de los combustibles fósiles.
Intensificar los flujos de personas y mercancías es clave para el desarrollo económico de Latinoamérica. En este contexto, el académico considera necesario generar políticas que se enfoquen en mantener y mejorar constantemente la infraestructura logística: carreteras, ferrovías, puertos, etc. para asegurar calidad y también garantizar mayor seguridad para los operadores.
“Las crisis económicas globales que hemos vivido y la pandemia son importantes ejemplos de eso”, dice el profesor de la PUCV. Igualmente, un desarrollo económico regional más sustentable disminuiría la dependencia latinoamericana de otras regiones y continentes. “El transporte terrestre es clave para eso, considerando que para fortalecer el desarrollo económico latinoamericano es necesaria una mejor integración de la infraestructura terrestre entre los diferentes países de esta región. Esto para atender la creciente demanda del transporte de mercancías y personas que viene para los próximos años”, concluye Aprigliano.
Seguridad vial
En enero, el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, presidió la reunión del Comité de Ministros de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset), una instancia conformada por las carteras de Interior y Seguridad Pública, Educación, Obras Públicas, Salud, Vivienda y Urbanismo, Trabajo y Previsión Social, Secretaría General de Gobierno, Secretaría General de la Presidencia, Justicia y Derechos Humanos, además de Carabineros de Chile.
De esta manera, el Gobierno espera automatizar la fiscalización de las infracciones de tránsito, implementar la licencia de conducir digital, profundizar alianzas público-privadas para el desarrollo de medidas de corto plazo; y crear una institucionalidad fortalecida de seguridad vial.
“Como comité estamos reafirmando nuestro compromiso con la reducción de los siniestros de tránsito y del número de víctimas; un trabajo que requiere esfuerzos multisectoriales que relevan aún más la importancia de instancias como la que acabamos de tener”, destaca el ministro Juan Carlos Muñoz.
En tanto, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, cree que hay que repensar las características de las ciudades. “Porque los problemas ocurren tanto en las grandes ciudades, como en ciudades intermedias, ciudades pequeñas, y es muy importante. Como ministerio de Vivienda, además de los temas de preocupación por las ciudades, nos preocupan los barrios”, señala.
La Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito enfocará los esfuerzos en cuatro líneas de acción:
1. La creación del Centro Automatizado de Tratamiento de Infracciones de Tránsito (CATI) que permitirá el control automatizado de la velocidad en el país y mejorar las tasas de siniestralidad, al tiempo que liberaría recursos humanos policiales para destinarlos a otras funciones de orden público. Según la experiencia internacional, en los países que operan estos sistemas, la cantidad de siniestros ha disminuido en un 30%.
2. Implementar la Licencia de Conductor Digital que entregará información confiable e inmediata, tanto para las personas como para las entidades fiscalizadoras, respecto de las personas correctamente habilitadas para conducir vehículos motorizados. Para eso, ya se está trabajando en la coordinación de entidades como el Registro Civil, Gobierno Digital y Carabineros.
3. Fortalecer alianzas con actores relevantes de la sociedad civil a través de las organizaciones y consejos consultivos existentes, y con el sector privado mediante el Pacto por la Seguridad Vial, en el entendimiento de la seguridad vial como un desafío compartido.
4. Establecer una institucionalidad fortalecida de seguridad vial con capacidades y facultades que permitan proponer y ejecutar planes de acción, coordinar a los actores involucrados y fiscalizar el cumplimiento de la normativa de manera efectiva y eficiente.
Por su parte Karina Muñoz, , desde la Conaset, su secretaria ejecutiva, afirmó que “la seguridad vial es parte integral de la seguridad pública y el trabajo de la comisión parte de la base que no es aceptable que las personas mueran por el simple hecho de movilizarse por las ciudades, carreteras y caminos del país. De ahí que los proyectos priorizados y la cartera de iniciativas en las que seguimos trabajando en paralelo, nos permiten actuar con visión, voluntad y valentía para frenar esta ‘pandemia’ permanente”.
El 2022, según cifras preliminares de Carabineros, se registraron 85.465 siniestros de tránsito, con 1.745 personas fallecidas y 52.211 lesionadas.