Con éxito finalizó el mes pasado la licitación de espectro para la red 5G. El término de este histórico acontecimiento marca el inicio de una nueva era con grandes cambios tecnológicos que, sin duda, tendrán impacto en las distintas industrias y será un aporte sin igual a la economía.
El efecto en la productividad del país será transversal: desde la forma en que trabajamos individualmente hasta la forma en cómo distintas organizaciones se conectan, redefiniendo -en el proceso- la manera en que hacemos industrias. De hecho, un estudio encargado por Ericsson a la consultora Telecom Advisory Services estimó que el 5G permitirá un aumento del PIB chileno de 5% en 10 años dando cuenta de este impacto.
Pero, ¿estamos preparados para este nivel de aceleración de los negocios? El informe “Accelerating the 5G future of business” de Accenture, que consultó a más de 2.000 ejecutivos de 12 industrias y 10 países, reveló que un 79% de los encuestados cree que el 5G tendrá un impacto significativo sobre su organización, de los cuales 57% cree que será “revolucionario”. Sin embargo, la adopción está recién comenzando, pues apenas poco más de la mitad (54%) de las empresas está probando o ha desplegado parcialmente esta tecnología y un 34% aún no la ha utilizado.
Si bien, durante 2020 -debido a la pandemia del Covid-19- fuimos testigos de una transformación cultural, donde la tecnología estuvo al servicio de los distintos sectores de la sociedad, obligados a avanzar con mayor rapidez en la adopción de soluciones digitales para dar continuidad a las labores, para la implementación del 5G necesitamos acelerar con mayor velocidad ese proceso.
Los desafíos son diversos: por una parte, se requiere preparar a los ciudadanos, desde el aspecto cultural, para los retos de esta nueva era y lograr contar con un mercado laboral capacitado, lo que nos permitirá, además, no dejar personas rezagadas en el camino. Pero también, es crucial invertir en innovación: recordemos que en 2018 Chile gastó sólo un 0,35% de su PIB en la materia, cuando en promedio los países integrantes de la OCDE destinaron el 2,4%.
Hoy, vemos cómo las empresas comienzan a sumarse a esta transformación digital. En China, trabajadores de la mina de carbón Xinyuan ya operan desde una sala de control de manera remota, las maquinarias que se encuentran a más de 500 metros por debajo de la tierra, haciendo más segura su labor. Mientras, en Chile, también se avanza, aunque de manera más tímida: por ejemplo, Codelco implementó una cámara de alta definición, la cual conectada a una red 5G, captura imágenes del área de chancado, permitiendo procesar de forma inmediata datos logísticos.
No cabe duda que la llegada a Chile del 5G es más que oportuna, sin embargo, requerirá el desarrollo de nuevas capacidades y habilidades porque esta tecnología traerá muchos nuevos empleos que aportarán al progreso de los países. Este escenario presenta un reto para las empresas que tendrán que invertir en mayor formación de sus trabajadores. Es indudable que cada vez más actividades que hacían las personas, hoy están automatizadas, y aquello hizo surgir nuevos roles para los trabajadores. Esta es una necesaria transformación cultural a la que todas las empresas deberían sumarse, hacerlo cuanto antes es fundamental.
Por Pelayo Covarrubias, Presidente de Fundación País Digital (FPD)