Por: Rodrigo San Martin M. Managing Director Chile & Argentina en Gori, a DHL Company.
Hace unos días le explicaba a un importador de Inglaterra que en el negocio de transporte marítimo, en el último año, hemos vivido tiempos turbulentos y que quizás en este trimestre estamos viendo la tormenta perfecta.
Frente a esta realidad, se hace interesante conocer algunos aspectos que han afectado a la cadena de abastecimiento.
Falta de espacios
El incremento de la demanda, durante la segunda mitad del 2020, encontró a las navieras en un proceso de reducción de flota, debido a que no se pronosticaban un aumento en el volumen en el corto plazo. La demanda global de transporte marítimo creció alrededor de 3% el segundo semestre del año pasado y se espera que crezca cerca de 5% este año, según la UNCTAD.
Se entiende que le incremento de la demanda viene de la mano de las cuarentenas. Así entonces, recursos que antes se utilizaban en movilización y entretenimiento, hoy se destinan en comprar diferentes productos. Esta redistribución ha sido muy marcada en países desarrollados, lo que ha generado un incremento en las importaciones.
Adicionalmente, muchos puertos están con operaciones reducidas, debido a las medidas de prevención del COVID, generando gran atochamiento. Estas situaciones se repiten en puertos de todo el mundo, afectando la rotación de las naves.
Escasez de contenedores
A la falta de capacidad y congestión se suma la falta de contenedores. En nuestro país, por ejemplo, hay rutas de exportación a Asia, donde no existe disponibilidad de contenedores de 20 pies y muchas navieras tampoco están tomando exportaciones en contenedores de 40 pies, porque prefieren reposicionar rápido los equipos en Asia, sin perder los días libre de origen y destino.
El índice CAX (Container Availability Index) de Container XChange (índice que indica el nivel de disponibilidad de contenedores para los principales puertos del mundo) estaba en niveles casi 0 para los 40HC desde Shanghai en diciembre pasado e indica niveles muy bajos de disponibilidad en todo el último trimestre del año 2020 (índice menos de 0,5 indica escasez) situación que ha mejorado desde febrero.
Bajo cumplimiento de itinerarios de naves
A nivel mundial, el índice de cumplimiento de itinerario está por debajo del 35% desde enero, de acuerdo a las cifras publicadas por Sea-Intelligence. Llevamos así 7 meses, siendo estas cifras las más bajas de los registros. Existen incluso algunas líneas marítimas con niveles de cumplimiento menor al 20%. Para Sudamérica, en tanto, los cumplimientos se encuentran un poco por debajo del 60%, lo que es una cifra bastante mejor que el promedio global, pero más baja que el 80% o más al que estábamos acostumbrados.
Alta congestión en San Antonio
Durante los últimos 6 meses, el Puerto de San Antonio ha sufrido fuertes niveles de congestión, lo que ha afectado tanto a las importaciones como a las exportaciones que salen por este terminal. San Antonio sirve como puerto de recalada a la mayoría de los itinerarios que cubren Europa y Norte América, lo que se ha traducido en un problema importante de falta de espacios en esas rutas.
Problemas de manejo de marejadas en San Antonio
Mientras escribía esta columna, recibí la información respecto al cierre del puerto de San Antonio por marejadas. Ha caído menos de 1mm de agua, hay poco viento y las olas son menores a 2 metros. Condiciones que se repiten demasiado seguido en San Antonio y parece no haber una solución a cómo lograr que el puerto opere de manera segura en estas condiciones.
Presiones sociales
Durante este año tenemos un gran número de elecciones (constituyentes, gobernadores, alcaldes, concejales, primarias, presidenciales), lo que generará seguramente en muchas presiones sociales que a su vez se pueden traducir en eventuales paros portuarios, de transporte o bloqueo de carreteras. Todo lo anterior implica mayor incertidumbre y posibles extensiones de tiempos de tránsito. En logística eso se cubre generalmente con mayores inventarios en destino que significa mayores costos.
Problemas con los camiones internacionales
Durante abril, el Gobierno de Chile estableció el requisito de un test PCR de no más de 72 horas a todo transportista que cruce la frontera. La semana siguiente, el Gobierno Argentino estableció el mismo requisito. En la práctica, esta medida ha generado un mayor costo, tanto por el precio de los test como por el tiempo adicional que están tomando los transportistas en cumplir con dichas pruebas (los test toman al menos 24 hrs. en estar listos).
Bloqueo del Canal de Suez
Como si los problemas locales no fueran suficiente, durante marzo una nave portacontenedores de una conocida naviera bloqueo por casi una semana el Canal de Suez. El resultado de esto fue una gran disrupción en el tráfico de carga entre Europa y Oriente. Esto ha puesto más presión sobre la congestión en puertos y la falta de contenedores; lo que a su vez, empezará a repercutir en la disponibilidad de contenedores en nuestras rutas a Europa y Oriente. Hasta ahora, aún no sabemos bien la extensión del impacto para nuestras rutas.
Congestión a niveles absurdos en Costa Oeste de Norte América
La congestión en la costa Oeste de Estados Unidos ha llegado a niveles impensados. En puertos como Los Ángeles u Oakland los barcos esperan en promedio 8 a 12 días para ser descargados. Esto significa que la rotación de naves en toda la costa del pacifico está siendo muy afectada. Esta congestión viene dada por un gran incremento de la demanda en Estados Unidos y por la reducción de capacidad, debido a la pandemia.
Esta congestión se traslada también a los camiones que transportan los contenedores a su destino final. Ante este escenario, las tarifas se han ido a las nubes.
No es fácil el contexto que enfrentamos y que, sin duda, dejará muchas consecuencias. Para sortear esta tormenta las empresas necesitarán ser muy resilientes, lo que significa ser capaces de adaptarse a los cambios con mucha flexibilidad. También es fundamental conocer muy bien su demanda para adaptar sus servicios a la necesidad del cliente final y, por último, trabajar la excelencia operacional con foco en capacidades operativas robustas que soporte los embates de esta tormenta.