Las áreas de mantenimiento han evolucionado desde las inspecciones visuales hasta la administración de big data mediante sensores. Sin embargo, esta evolución todavía es materia pendiente en las pequeñas y medianas empresas, lo que será clave para la reactivación económica de diversos tipos de negocios.
Desde la Revolución Industrial, los procesos de manufactura han experimentado numerosas transformaciones caracterizadas por una automatización cada vez más necesaria, ahora aprovechada por la Industria 4.0 para sustentar los procesos inteligentes. Una revolución similar ocurre con el proceso de mantenimiento de activos.
En un momento en que los cambios son vertiginosos, es clave poder anticipar o mitigar contextos como el costo de paros de planta no programados o contingencias en temas de seguridad. En ese sentido, considerando el movimiento de la industria hacia un nuevo modelo más avanzado de operaciones, la gestión de activos físicos tiene que evolucionar en conjunto. Es por ello que el Mantenimiento 4.0 ha emergido como un marco para las empresas de manufactura.
El ámbito de la manufactura corresponde a una industria que ha recorrido en los último 250 años diversas etapas de mecanización y modernización, y que hoy tiene como principal foco la Industria 4.0. En dicho contexto, está integrado el Mantenimiento, ámbito que también ha experimentado diferentes estados de desarrollo. Primero fue la etapa del Mantenimiento 1.0 en torno a la inspección visual para detectar problemas, administrando de manera reactiva los activos hasta que estos fallen y después tengan que repararse. Luego, avanzamos al Mantenimiento 2.0, con un enfoque preventivo, para evitar fallas manteniendo las máquinas durante intervalos de tiempo preprogramados.
El siguiente nivel fue el Mantenimiento 3.0, que utiliza sensores para monitorear activos en tiempo real y así enviar alertas y, por último, el Mantenimiento 4.0. Esta fase se basa en la gestión del performance de los activos (APM), de modo de poder administrar big data desde sensores. Esto conlleva la aplicación de análisis para determinar con precisión cuándo fallará un activo, permitiendo un mantenimiento predictivo mejorado y evitando así el mal funcionamiento de los activos.
La gestión del performance de los activos físicos en las organizaciones
Los modelos de madurez del mantenimiento evolucionan junto con la industria, y también en línea con el desarrollo de estrategias para la gestión del mantenimiento más sofisticadas basadas en tecnología. De la misma manera que la tecnología Industria 4.0 brinda a las empresas una serie de datos para hacer el seguimiento, gestionar y optimizar cada aspecto del negocio, el Mantenimiento 4.0 aprovecha los datos para que las operaciones funcionen fluidamente. De este modo, se promueve el desarrollo de una estrategia de vanguardia en la gestión del desempeño de los activos (APM), brindando un rendimiento superior de la operación. Sin embargo, las brechas sobre esta materia todavía se perduran, en especial para empresas de pequeño y mediano tamaño.
“El Mantenimiento 4.0 hoy permite a las empresas generar una estrategia con un mejor desempeño operativo en la gestión de desempeño de los activos, no sólo digitalizando los procesos de mantenimiento que antes eran manuales, sino que también aprovechando el poder de los datos para predecir cuándo van a fallar los activos y llevar a cabo una reparación de forma automática”, sostiene Nicolás Luders, Business Consultant Cono Sur de INFOR.
Una solución APM utiliza algoritmos y modelos de machine learning para predecir cuándo un activo probablemente falle, luego diseña la asignación del personal, los procesos del negocio y las herramientas que resolverán el problema en forma eficiente y económica. De esta manera, se mejora la gestión de los activos físicos, minimizando riesgos y costos de operación.
En este escenario, el primer paso es incluir sensores y otra tecnología que permita recolectar amplia cantidad de datos en tiempo real y procesarlos con análisis avanzados. Con esa business intelligence esencial, la solución APM optimiza la mano de obra y los materiales, al eliminar actividades innecesarias y realizar las actividades de mantenimiento, con los recursos humanos adecuados. Asimismo, permite identificar los componentes clave que necesita tener a mano y cuáles no es necesario considerar en inventario. En efecto, conforme a la experiencia de Infor con tecnología para la gestión de activos, han identificado que se pueden lograr beneficios tales como: 20% de mejora en la productividad laboral, 20% en la reducción de tiempo de parada de plantas y 30% en reducción de costos energéticos.
Otros de los beneficios hacen referencia a la mayor seguridad, al realizar un análisis que predice cuándo fallará ese equipo y cuál sería el resultado potencial de esa falla; y finalmente, permite mejorar la precisión de los pronósticos de presupuestos de capital, al capturar grandes cantidades de datos de los activos a lo largo del tiempo. Lo anterior, para la realización de análisis de fallas y luego modelar lo que sucederá en diversas condiciones para crear presupuestos más precisos.
Finalmente, “lo que se busca con la gestión de activos es extender la vida útil de los mismos, mejorar la productividad o calidad de servicio dependiendo del tipo de empresa. Esto también para obtener información de respaldo para la toma de inversiones y así poder incrementar la seguridad de los operadores y ciudadanos” concluye Luders.