Estamos en un momento clave de la pandemia, las campañas de vacunación comienzan paulatinamente a surtir efecto, y se espera un lento proceso de recuperación de la salud de la población y de la economía mundial.
Frente a la pandemia, las empresas de todos los tamaños y sectores fortalecieron sus cadenas logísticas, como medio de adaptación al nuevo escenario; aunque, claramente, no todas las empresas pudieron hacer cambios a la velocidad requerida y saltó a la vista la gran cantidad de cierres de negocios y organizaciones que no fueron capaces de modificar sus sistemas productivos, comerciales y logísticos.
Es muy recurrente que la academia hable de incertidumbre, como una manera de referirse a los posibles hechos que podrían acontecer, en base a probabilidades y frecuencias. Pero ¿qué pasa cuando los hechos superan la máxima variabilidad esperada?
Analizando la naturaleza, nos encontramos con que los organismos se adaptan permanentemente a los cambios, y desarrollan mecanismo para permanecer cambiando durante todo el tiempo sin extinguirse.
Aldo I. Vassallo, del Departamento de Biología FCE y N, de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina, señala que los organismos tienen diversas formas de adaptación a los cambios, sean estos del medio en el que se desenvuelven o generados por el propio organismo y pueden ser morfológicos o estructurales, fisiológicos o funcionales, etiológicos o de comportamiento.
Si a la naturaleza le ha llevado millones de años desarrollar este tipo de respuesta, entonces ¿cómo se podría utilizar para mejorar el sistema logístico de las empresas en el escenario actual?
Desde un punto de vista morfológico, nuestros centros logísticos están muchas veces más enfocados en la relación rentabilidad por unidad almacenada o despachada, que la capacidad de poder cambiar rápidamente en el tiempo. Si una infraestructura está diseñada con un horizonte de 20 años (o más), es ingenuo pensar que en 20 años no se producirán terremotos, incendios, cambios en los gustos de los clientes e incluso pandemias. Un centro que prevea dicha variabilidad, probablemente, pueda adaptarse con mayor rapidez y efectividad que aquellas que no planificaron los diversos escenarios en horizontes tan largos.
Las variables fisiológicas o funcionales son mayormente asociadas a la demanda de los clientes, y es sorprendente como las empresas chinas, frente a la pandemia y a los cambios radicales de la demanda, fueron capaces de transformar sus procesos productivos.
Final mente, las variables etiológicas o del comportamiento, estarían enfocadas al quehacer de un centro, el comportamiento de los colaboradores y los procesos centrales. Eso es primordial. La conducta del equipo y su capacidad de adaptarse a los cambios será fundamental.
Probablemente la mayoría de los lectores se vieron forzados a generar estos cambios, la incorporación de teletrabajo, del delivery, de operar con menor cantidad de personal, de vender productos distintos y un largo etc. La idea es que frente al repunte de la economía mundial, podamos incorporar a nuestras estructuras la capacidad de adaptación.
¿Cómo capitalizar esta experiencia?
Mas picking: cada despacho es un cliente por lo que la capacidad de gestión de despachos se verá fuertemente demandada para satisfacer un aumento de las ventas individuales.
Supervisores logísticos con mayor capacidad de decisión: el desarrollo de la habilidad de decidir por un entrenamiento que permita la asertividad del análisis en una condición de incertidumbre.
Desarrollar la capacidad de cambio por parte de la gerencia: la gerencia (al igual que todos los seres humanos) tienden a la minimización de riesgo, a costa de no tomar el camino correcto. Ello pasa por el uso de modelos que maximizan la utilidad al corto plazo, sin tener en cuenta que ese momento en el tiempo implica un costo en el mediano y largo plazo; prepararnos para el futuro obliga a observar con perspectiva el quehacer y los posibles cambios que permitan adaptarse al medio.
Evaluación de la operación hacia el cambio: la gestión por indicadores es reflejo de una gestión profesional, pero además de la rotación de inventario y el costo por unidad despachada, al evaluar el cambio, la flexibilidad implica entrenar en las más diversas situaciones los planes de acción. Los bomberos, por ejemplo, se entrenan para enfrentar escenarios riesgosos y complejos. Si ellos lo realizan, ¿por qué no podemos entrenarnos nosotros para enfrentar el cambio como un proceso diario de adaptación?
Menor control presupuestario y más proyectos: el control presupuestario es una herramienta del departamento de finanzas para mantener el control en los costos y gastos de la empresa, una necesidad es poder financiar proyectos de innovación que nos permitan la adaptación al cambio.
El comercio electrónico es el presente: las plataformas de comercio electrónico son una realidad que debemos aprovechar, no sólo como una herramienta de venta, sino para crear experiencias de venta y generar lazos con los clientes.
Equipamiento y maquinas más flexibles: por naturaleza el centro es un prestador de servicio que, muchas veces, es el único contacto físico con los productos. El equipamiento que facilita su manipulación, reenviado, etiquetado, etc. debería ser una línea productiva siempre presente y siempre adaptativa al cambio.
Los repartidores son los nuevos socios estratégicos: la distribución es fundamental, y la aparición de los repartidores suple las restricciones de las cadenas de distribución de cara al cliente. Estos repartidores son la extensión de la empresa hacia el cliente, por ello es necesario instruir adecuadamente y así apoyar su gestión con miras a que su servicio sea óptimo (y el nuestro también).
Desarrollar feedback con cliente en tiempo real: la logística ciega, sin participación del cliente en su gestión, es un desaprovecho enorme; cuántos errores involuntarios se podrían subsanar si tuviéramos al cliente en línea, tomar su opinión y sus sugerencias y poder mejorar nuestra propia gestión a través de los que el cliente percibe como valioso.
Con todo ello, podremos implementar una verdadera logística orgánica, con capacidad de adaptación, que permita la sobrevivencia en tiempos inciertos.
Por Fernando García Carbone