Ayer mi hija me pidió el auto para ir donde una amiga y cuando le dije que fuera con mucho cuidado me dijo: “Tranquilo, ya no está lloviendo”, la verdad es que quedé más preocupado aún.
Está demostrado que la principal causa de accidentes con lluvia o escarcha es el que los conductores sigan manejando de la misma manera que si el pavimento estuviera seco, de hecho, las condiciones de clima adverso pueden aumentar en 70% los accidentes. Cuando el pavimento está mojado la distancia de frenado aumenta, dependiendo de la velocidad, entre un metro en una frenada leve y hasta 50 a altas velocidades, lo que debe ser tomado en consideración siempre.
Aún si deja de llover, se mantiene la baja visibilidad, los espejos están con gotas y se forma en el pavimento una capa de polvo y otros materiales particulados que actúan como un verdadero lubricante que le quita adherencia a los neumáticos, especialmente si están gastados o excesivamente inflados, aspectos que no podemos descuidar en esta época. Lo mismo sucede con las plumillas de los limpia parabrisas, el ideal es cambiarlas antes de cada invierno ya que durante el verano se secan y pierden adherencia al vidrio.
Pero, sobre todo, es fundamental manejar totalmente atento a los otros vehículos, los que se encuentran cruzando las esquinas, los que vienen detrás nuestro y especialmente los que van adelante, ya que en cualquier momento podrán frenar bruscamente, pues no basta con evitar ser el causante de accidentes sino también evitar ser la víctima.
Rodrigo Serrano, vicepresidente corporativo de Innovación y Desarrollo en Wisetrack Corp