Sebastián Valdés Lutz, chileno, director de empresas, será uno de los expositores de la 10ma. EXPO Ciruelas Secas, organizada por Chileprunes, adelantando lo que viene para la logística a nivel internacional y chileno.
“La pandemia nos enseñó lo frágil que es nuestra cadena de abastecimiento, y nos recordó que nuestra oferta de productos no es tal hasta que logramos ponerla en la góndola de un supermercado, o en el carro de compras de un e-commerce. La logística no hay que darla por descontada y hay que tener una posición estratégica para abordarla, de manera de obtener una relación tarifa/riesgo adecuada al perfil de cada exportador”.
Son algunas de las sugerencias en torno a la logística y el sector exportador de frutas, que entrega Sebastián Valdés Lutz, ingeniero comercial de la P. Universidad Católica de Chile, 22 años de experiencia en diversos sectores agroalimentarios y que, además, será speaker de la 10ma. EXPO Ciruelas Secas, organizada por Chileprunes, evento que se desarrollará este miércoles 22 de marzo, en el centro de eventos Monticello, en la VI Región.
Para esta entrevista lo encontramos en Honduras. Viaja bastante a ese país, pues desde agosto de 2021 es vicepresidente en cada una de las Juntas Directivas de las empresas del Grupo Agrolíbano -dueña de aproximadamente 3.500 hectáreas para cultivo de melones, sandías, entre otros-, perteneciente al empresario Miguel Molina Pineda, quien incluso ha sido portada de Forbes. “Llegué al Grupo Agrolíbano a través de un proceso internacional de reclutamiento”, explica.
En la EXPO Ciruelas Secas, puntualmente, hablará del futuro de la logística… “después del crash!”. Algunas de sus palabras…
“Luego del colapso de la cadena de abastecimiento el 2021, la industria naviera, el transporte terrestre y aéreo se han vuelto a ordenar, con grandes inversiones para aumentar su capacidad. El crecimiento de la oferta, insuficiente para satisfacer la necesidad global por servicios logísticos del 2021–2022, será muy superior al crecimiento de la demanda en los años venideros (2023–2024) lo que ya se está reflejando en disponibilidad de espacios y mejores tarifas”, señala.
¿Cuáles serían los principales problemas logísticos y de transporte en los que hay que concentrarse como exportadores?
Hay que estar atentos al desarrollo de la industria logística en cuanto a las tendencias que se venían dando en el periodo pre-pandemia, como la concentración de la oferta en menos manos, y en cómo ello puede dañar la flexibilidad para obtener fletes con tiempos de tránsito adecuados, a tarifas razonables.
Otro foco es el desarrollo de la guerra entre Ucrania y Rusia, por sus implicancias en el precio del petróleo, y por la disminución de servicios navieros desde y hacia los puertos rusos, siendo estos, la puerta para uno de los principales mercados para los frutos secos chilenos, entre ellos la ciruela deshidratada.
Justamente, ¿tiene alguna sugerencia para los exportadores de este fruto?
La ciruela seca no pone en riesgo su condición como sí lo hace la fruta fresca ante servicios logísticos deficientes, pero arriesga prestigio y venta cuando no cumple con su promesa de entrega al cliente. No hay que olvidar nunca que el cliente compra producto y oportunidad, y que en ese producto ampliado reside el valor entregado por el exportador.
¿Nos puedes adelantar algo de tu presentación de la EXPO Ciruelas Secas?
La logística después de la pandemia no es la misma que antes de ella. La cadena de abastecimiento internacional se ‘reseteó’ bajo nuevos parámetros que hay que aprender a leer. En mi presentación intentaré mostrarles, con hechos y cifras, cómo se llegó al colapso y cómo la industria ha lidiado con sus efectos después de él, para luego entrar en una etapa de asentamiento del nuevo entorno competitivo.
Otro entrevistado nos decía que “el tema logístico aparece medianamente solucionado, no existiendo problemas ni de precios, ni de fletes. Ahora último, los precios no están mal”. ¿Estás de acuerdo con ese comentario?
Estoy de acuerdo en el sentido que la tormenta ha amainado desde su peak. Sin embargo, se vienen nuevos desafíos que pueden volver a remecer la calma, quizás no al límite que lo hizo la pandemia, pero lo suficiente como para alterar la ecuación del negocio agrícola.