Reconocida mundialmente por su capacidad exportadora, la fruticultura chilena goza actualmente de muy buena salud. Sin embargo, factores como el cambio climático, la entrada de nuevos competidores y mayores reglamentaciones podrían poner en riesgo su liderazgo. Para mantener la competitividad en este rubro, optimizar los procesos logísticos y productivos a través de innovaciones tecnológicas puede marcar una diferencia clave.
Con más de 3,2 millones de toneladas de fruta exportada durante el 2023, Chile es actualmente la cuarta potencia frutícola mundial y la primera en el hemisferio sur. Según datos de ProChile, en el primer semestre del 2024, las exportaciones de frutas frescas alcanzaron récords históricos que ascendieron a los 7.000 millones de dólares, alrededor de un 9% más que en el mismo período del 2023.
El producto estrella de este crecimiento sostenido es, sin duda, la cereza, con cifras de exportación que en la temporada 2024-25 alcanzarían un nuevo récord de 657.935 toneladas. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Chile es actualmente el mayor exportador de cerezas del mundo, con volúmenes de exportación cinco veces superiores a Turquía, su competidor más cercano.
Otras frutas como las ciruelas, los arándanos y los kiwis también han experimentado incrementos significativos en el último tiempo, evidenciando que en su conjunto el sector frutícola es un motor clave en el crecimiento de las exportaciones chilenas, superado solo por la minería y el sector servicios.
DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES DE LA INDUSTRIA FRUTÍCOLA
La evolución de los mercados agrícolas, la adaptación tecnológica y climática, la sustentabilidad y la aplicación de la Inteligencia Artificial fueron algunos de los ejes temáticos abordados en la Fruitrade 2024, evento organizado por la Federación de Productores de Fruta de Chile (Fedefruta) y ProChile. Durante el encuentro, se destacaron las oportunidades y desafíos de esta industria, en el contexto de mercados internacionales altamente dinámicos y competitivos.
Por el lado de las ventajas -además de la geografía y el clima del país- se mencionó la gran cantidad de acuerdos comerciales suscritos, que facilitan el acceso a mercados clave y la reputación de sus productos, que han posicionado a Chile como un proveedor confiable y competitivo. Asimismo, se destacó su desarrollo logístico y la modernización de su industria agrícola, que ha incorporado tecnologías avanzadas en riego, genética y procesamiento.
Respecto de los desafíos, se subrayó el surgimiento de nuevos competidores como Perú, Sudáfrica o Nueva Zelandia, lo que ha intensificado la competencia en los mercados internacionales. Y aunque Chile mantiene una condición sanitaria mejorada que le permite acceder a diferentes destinos, lo cierto es que en un mundo globalizado e interconectado como el actual, ya no somos una “isla fitosanitaria”, como sucedía hasta hace unos años. Por lo tanto, el control de plagas es un asunto esencial para evitar poner en riesgo el patrimonio sanitario del país.
En su exposición “Desafíos tecnológicos para la fruticultura en Chile”, el ingeniero agrónomo Daniel Galindo, con más de 30 años de experiencia en empresas del rubro de agrícola en Chile, recalcó que uno de los pilares para consolidar el liderazgo frutícola del país en el hemisferio sur es potenciar la productividad y eficiencia, a través de la tecnología, lo que implica “enfrentar los temas de inteligencia artificial, robótica y mecanización con determinación y visión de futuro”.
Galindo, actualmente gerente de Crop Protection en ANASAC, cuenta que “en 2019 nos juntamos con 15 representantes de importantes empresas exportadoras para hacer un análisis de la industria y definir tendencias mega generales del agro, muchas de las cuales están vinculadas con la tecnología, como agricultura de precisión, agricultura digital, robots agrícolas, sustentabilidad, genoma, entre otras”.
En aquella instancia -recuerda Galindo- también se definió una ruta corta para enfrentar los principales desafíos de Chile. El primero de ellos es evolucionar de la forma en que lo han hecho otras industrias nacionales. En particular la minería, que rápidamente sumó el pilar tecnológico a su estrategia para poder competir y convertirse en una industria con un importante desarrollo en Chile.
En este contexto, propone evolucionar desde el concepto clásico de agricultor hacia el de empresario agrícola; un perfil que respeta la tradición y el conocimiento generacional, pero adopta un enfoque más abierto hacia nuevas formas de trabajar.
Así, por ejemplo, mientras el agricultor clásico trabaja en forma individual, no usa tecnologías (o las usa muy poco) y toma decisiones en base a criterios aleatorios, el empresario agrícola trabaja en red, gestiona la información, usa la tecnología y toma decisiones en base a certezas.
“La tecnología nos puede ayudar a seguir siendo agricultores que trabajen con pasión, tradición y enseñanza generacional, pero que se valen de las herramientas que brinda la tecnología para ser más competitivos”, precisa este especialista.
El segundo desafío es integrar la tecnología al sector agrícola de manera efectiva. Esto implica no solo adoptar herramientas como drones, sensores y maquinaria avanzada, sino que estas tecnologías se conecten entre sí y funcionen de forma integrada. Actualmente, la tasa de adopción tecnológica en la agricultura está en el 50-60%, un porcentaje bajo si se compara con sectores como las telecomunicaciones, con una adopción que roza el 100% o el sector salud, que alcanza un 70-80%.
“Las empresas tecnológicas que lideren en este ámbito serán aquellas capaces de ofrecer soluciones completas, combinando distintas plataformas, sistemas y datos para abordar los problemas de sus clientes”, apunta Daniel Galindo.
Un tercer desafío es el cambio hacia una mentalidad de cooperación entre los distintos actores; agricultores, proveedores, exportadores, gremios, instituciones gubernamentales y la academia, entre otros. Aunque la tecnología puede ser muy útil, por ejemplo, al digitalizar procesos y centralizar datos, si no hay disposición para colaborar entre los distintos actores del sector, no tendrá el mismo impacto. De ahí la importancia de dejar atrás el individualismo y competir solo donde sea necesario, pero también colaborar en áreas donde la unión pueda generar mayores beneficios para todos, como en la innovación, el desarrollo tecnológico y la sostenibilidad.
La gestión eficiente de los datos es otro reto clave para las empresas frutícolas. La capacidad de transformar grandes volúmenes de datos en información útil y conocimiento estratégico se ha convertido en un activo de gran valor. “La toma masiva de datos permite identificar oportunidades y optimizar recursos, pero para que esto sea efectivo, es fundamental procesarlos rápidamente y apoyarse en herramientas avanzadas como la inteligencia artificial”, precisa este ingeniero agrónomo.
Por el contrario, sin una gestión adecuada de datos, las empresas enfrentan riesgos como el desperdicio de recursos, una menor competitividad y la toma de decisiones basadas en incertidumbre. En cambio, cuando la información se gestiona correctamente, no solo se mejora la eficacia en el uso de los recursos, sino que también se genera un valor agregado que fortalece la posición de las empresas en mercados altamente competitivos.
Adicionalmente, Galindo recalcó la importancia de fomentar la capacitación continua; la creación de distintos comités que generen faros tecnológicos; marcar presencia en instancias nacionales e internacionales; enfrentar adecuadamente las brechas generacionales y gestionar apoyos y subsidios para el uso de la tecnología. “Chile cuenta con todas las capacidades para ser un líder exitoso, lo que nos falta es tomar la decisión firme de invertir en tecnologías”, concluye.
EL TIEMPO COMO VARIABLE CRÍTICA
La temporada de exportaciones de fruta fresca chilena -que alcanza su punto máximo entre noviembre y abril- pone a prueba la cadena logística nacional y el transporte hacia mercados globales. Más aun considerando que el principal destinatario de las exportaciones chilenas es China, a más de 20.000 kms de distancia.
“La fruta fresca es un producto perecible, por eso el tiempo es una variable crítica. Desde su recolección hasta su despacho, todo debe ser lo más eficiente posible”, señala Bernardo Ossandón, gerente de automatización de Mindugar, empresa con 54 años de experiencia en soluciones de intralogística y automatización. Sebastián García, gerente general de esta misma compañía, agrega que las tecnologías diseñadas para agilizar los procesos de clasificación y transporte juegan un papel esencial para asegurar que la fruta llegue a los mercados internacionales en óptimas condiciones.
Por otro lado, Fabián Contreras, gerente comercial de Danich, empresa especializada en el desarrollo de proyectos intralogísticos con un fuerte protagonismo en la agroindustria, subraya la importancia de mantener altos niveles de productividad en el proceso. "La integración de sistemas de trazabilidad del producto permite gestionar la intralogística de manera más efectiva, lo que impacta directamente en los tiempos de cadena de frío, tanto en cajas de producto terminado como en pallets consolidados para almacenaje y despacho", explica.
Asimismo, destaca que los sistemas intralogísticos robustos eliminan cuellos de botella y aumentan la capacidad productiva en ventanas de tiempo limitadas, garantizando seguridad, fluidez y rentabilidad del proceso.
Gonzalo Bravo, gerente de operaciones de Symple, complementa estas perspectivas subrayando la importancia de la tecnología en un sector que opera bajo condiciones de alta presión: “la tecnología en la logística es clave para garantizar la continuidad operacional de la industria frutícola, especialmente en el caso de las cerezas, donde se manejan tiempos extremadamente cortos de reacción”. En ese sentido, sostiene que la adopción de soluciones avanzadas como sorters y sistemas de paletizado automáticos contribuyen de manera significativa a gestionar grandes volúmenes con precisión y rapidez, optimizando así cada etapa del proceso.
Y cuando cada minuto cuenta, la capacidad de adaptarse a las necesidades específicas de cada cliente también puede ser un plus. “La fabricación local y la integración de productos internacionales permiten entregar soluciones técnicas y económicas más eficientes. Esto incluye la capacidad de proporcionar repuestos de manera inmediata, evitando interrupciones en la operación”, apunta García, de Mindugar.
INNOVACIÓN TECNOLÓGICA Y SU IMPACTO EN LA TRAZABILIDAD
La trazabilidad y el análisis avanzado son elementos clave para la industria frutícola. Teniendo en cuenta este factor, Mindugar está explorando nuevas tecnologías como sensores de colorimetría y gases que, combinados con softwares más poderosos, permiten identificar con precisión la calidad de la fruta. Bernardo Ossandón señala que “la inteligencia artificial tendrá un rol cada vez más importante en la clasificación y monitoreo, mejorando la eficiencia y reduciendo errores”.
Desde Danich, Fabián Contreras se apasiona al hablar sobre la integración de sistemas de trazabilidad y monitoreo en tiempo real: "Nuestros sistemas son el corazón de la operación, permitiendo identificar y seguir cada producto a lo largo de todo el proceso de empaque y despacho. Es emocionante ver cómo nuestros informes en tiempo real mejoran la toma de decisiones y la operatividad general, permitiendo a nuestros clientes tomar el control de su producción y llevarla al siguiente nivel. Además, nuestra tecnología permite la escalabilidad en términos de automatización del packaging, lo que significa que nuestros clientes pueden crecer y evolucionar con nosotros".
Por su parte, Gonzalo Bravo señala que las soluciones de Symple, como el cross-belt sorter, contribuyen significativamente a la trazabilidad, permitiendo una clasificación eficiente y la integración de datos en tiempo real. “La trazabilidad apoyada por tecnología avanzada ya no es solo una ventaja competitiva, sino un requisito indispensable para mantener la confianza de los mercados globales”, añade Bravo.
Esta convergencia de innovaciones tecnológicas no solo está transformando los procesos operativos, sino también redefiniendo los estándares de calidad y eficiencia en la industria frutícola. Al integrar herramientas avanzadas, la cadena de suministro se fortalece en cada etapa, desde el empaque hasta el destino final. De este modo, Chile no solo responde a las crecientes demandas de los mercados internacionales, sino que se posiciona como un modelo de modernización y sostenibilidad.
En definitiva, la incorporación de tecnología en la industria frutícola chilena representa un pilar estratégico para enfrentar los desafíos actuales y asegurar su competitividad futura. Con un enfoque integral y la colaboración de todos los actores, el país puede consolidar su liderazgo global en la exportación de fruta fresca, demostrando que innovación y tradición pueden coexistir para alcanzar el éxito.
DESAFÍOS LOGÍSTICOS DE LA FRUTICULTURA CHILENA
En un mercado globalizado, la logística de la fruta no solo debe ser eficiente, sino también sostenible y adaptable a las demandas del consumidor. Entre los principales retos tecnológicos del sector destacan:
- Eficiencia en la cadena de frío y almacenamiento: Mantener la frescura de la fruta durante el transporte es fundamental.
- Esto implica optimizar la cadena de frío y el manejo de inventarios en condiciones controladas.
- Trazabilidad y monitoreo en tiempo real: La capacidad de rastrear cada unidad de fruta a lo largo de la cadena de suministro garantiza la calidad del producto y permite responder a las normativas internacionales.
- Automatización de procesos: Desde la recolección hasta el empaque, las soluciones tecnológicas buscan reducir la dependencia de la mano de obra y aumentar la velocidad y precisión en los procesos.
- Adaptación a mercados exigentes: La competitividad de la industria requiere una logística rápida y eficiente que permita aprovechar ventanas comerciales clave, como el envío de cerezas a China para el Año Nuevo Lunar.