En tiempos de crisis, la unión hace la fuerza. Es bajo este criterio que los diversos actores de la cadena logística nacional han operado durante el último mes, uniendo fuerzas desde los distintos eslabones para que la actividad económica del país se mantenga. En este contexto, los actores del transporte terrestre de mercancías han dado cátedra, garantizando a la población el acceso a los bienes de consumo, sin excepción, y al país la continuidad operativa de sus cadenas logísticas.
A poco más de un mes del estallido social en Chile, entidades público y privadas de todos los sectores del país se han dado a la tarea de evaluar y analizar los efectos, inmediatos y futuros de la crisis.
A nivel económico, específicamente, los efectos han sido claramente adversos y las proyecciones poco auspiciosas. En este contexto, de acuerdo con el Banco Central, las exportaciones retrocedieron 20,67% (hasta US$5.257 millones) en octubre, mientras que las importaciones cayeron 19,82% (a US$5.564 millones), su máximo retroceso desde la crisis subprime.
Si bien el escenario de volatilidad externo ya estaba afectando el comercio exterior de Chile; según los expertos, la situación negativa se acentuó debido al contexto interno, las manifestaciones sociales, paro de actividades y, principalmente, debido a los actos de violencia que azotan el país desde el 18 de octubre.
En el contexto interno, el desempeño del comercio también se ha visto fuertemente afectado, no sólo a nivel de consumo, el que cayó un 22, 32% en octubre, sino también, debido a los saqueos y destrucción física de la que han sido víctimas importantes cadenas del retail, farmacias y cientos de pequeñas y medianas empresas en todo el territorio.
Según reportó la Cámara de Comercio de Santiago, “los daños reportados por las empresas, especialmente en los primeros días, sitúan el costo inicial para el sector comercio en unos US$ 1.400 millones”, cifra que sumada a la incertidumbre y la baja del consumo vaticinan un cierre de año con cifras negativas para el sector.
DISTRIBUCIÓN EN CONFLICTO
Por cierto, la coyuntura actual ha tenido un impacto importante en labores de abastecimiento doméstico que a nivel país se realizan, principalmente, por vía terrestre; operaciones que han visto afectado su normal funcionamiento debido a factores como: las restricciones horarias para circular, el bloqueo de rutas o el cierre de comercios (puntos de venta); por sólo mencionar algunos.
A este respecto, Julio Villalobos, director del Centro de transporte y Logística de la UNAB explicó que en las primera semana del estallido social, el impacto en las cadenas de suministro fue equivalente al que se enfrenta a raíz de una emergencia o desastre natural. “En este caso se trató de una emergencia social debido a la seguidilla de actos vandálicos que afectaron a la infraestructura pública y privada de la Región Metropolitana, lo que rápidamente se extrapoló al resto del país. Los saqueos y la destrucción que vimos en las primeras horas del conflicto, sumadas al bloqueo de rutas y al posterior estado de excepción decretado por la autoridad gubernamental, tuvieron un efecto concreto a nivel logístico sobre todo en materia de distribución urbana de mercancías”.
En este punto, Villalobos sostuvo que “en las primeras horas se evidenció una explosión de la demanda proveniente de dos fuentes: los saqueos y la sobrecompra. Como sabemos, a mediados de octubre, los comercios en general contaban con altos niveles de stock en sus salas de venta. Al surgir la demanda inesperada debido a los saqueos se produce la sobrecompra, por el temor al desabastecimiento en la población, con el consecutivo efecto en la operativa de las cadenas de abastecimiento”.
Consecutivamente, indicó Villalobos, “las cadenas de suministro se vieron trabadas producto de ventanas horarias más cortas, actos delictivos y a las manifestaciones masivas que alteraban el normal funcionamiento de las rutas de distribución urbanas. Paralelamente, los problemas de desplazamiento de las personas desde y hacia sus lugares de trabajo también implicaron la disminución de los horarios laborales, lo que derivó -en términos generales – en una menor velocidad comercial”.
En este punto, el Director del Centro de Transportes y Logística de la UNAB, manifestó que “tras los saqueos y ataques incendiarios que sufrieron importantes cadenas de supermercados en el país, por ejemplo, el reabastecimiento se dirigió hacia aquellos canales que no sufrieron daños y que tuvieron continuidad. Pero al existir menos entregas en los mismos tiempos (que trajo como consecuencia la disminución de las flotas en operación), bajaron los niveles de servicio, generándose retrasos y sobrecostos, situaciones que evidenciamos en las primeras semanas del estallido social y que paulatinamente han ido mejorando”.
Consultado respecto a la dinámica logística de contingencia y a cómo evalúa el desempeño de los actores del rubro, Villalobos expresó que “ante desastre social, la agilidad de la logística para cumplir con las entregas está supeditada a la infraestructura en la cual funciona (caminos calles carreteras horarios) y en la rapidez de los procesos al interior de los centros de distribución, que en este caso se vio afectada por la disponibilidad de personal y las restricciones horarias para operar. En mi opinión, las competencias técnicas de los actores logísticos dedicados al abastecimiento pasaron la prueba. Las cadenas de abastecimiento de los bienes de primera necesidad, principalmente, se mantuvieron operativas hasta en los peores momentos. Sí han existido sobrecostos, sobre tiempos y disminución en los niveles de servicio, pero la actividad logística ha prevalecido”.
¡NO HAY PARO!
Como aseveró Villalobos, si bien las cadenas de suministro internas se han visto ralentizadas (y exigidas) éstas no han entrado en colapso, en gran medida debido al férreo compromiso que los actores del rubro del transporte terrestre de mercancías han manifestado en torno a la continuidad de sus labores, en pos de garantizar a la población el abastecimiento de bienes de consumo, sin excepción, y al país la continuidad operativa que se requiere para que la actividad económica no cese.
A horas del denominado “estallido social” y ante los trascendidos de un probable paro de transportistas en apoyo de las demandas sociales; representante de los diversos gremios del transporte manifestaron que la actividad de abastecimiento del país no paralizaría. De hecho, el 22 de agosto, los dirigentes y autoridades del Ministerio de Obras Públicas se reunieron para evaluar la situación país, comunicando posteriormente que: las principales rutas de distribución se encontraban plenamente operativas, por lo que el abastecimiento y el transporte no sufrirían grandes dificultades, (situación que en el transcurso de los días cambiaría, pero que, igualmente no interrumpió de forma crítica las actividades de transporte de carga terrestre).
En dicha ocasión, el presidente de la Confederación Nacional del Transporte de Carga de Chile, Sergio Pérez, hizo un llamado a la paz social y aseguró que “las 3 organizaciones gremiales importantes de la nación: la Confederación de Dueños de Camiones, que preside Juan Araya, Chile Transportes, que preside Víctor Jorquera y nuestra Confederación Nacional de Transporte de Carga Chile (…), bajo ninguna circunstancia realizarán manifestaciones ni movilizaciones. Queremos que el país vuelva a la normalidad y ninguna de nuestras organizaciones se va a restar en colaborar para que esto suceda. Nosotros somos los que trasladamos el alimento, los remedios, los combustibles y lo que produce la nación y en eso vamos a seguir trabajando”.
Considerando el rol estratégico que el transporte de carga terrestre tiene en la economía nacional y, puntualmente, en el abastecimiento de la población, el comunicado conjunto que los dirigentes de los principales gremios del transporte expusieron a la opinión pública en las primeras horas del estallido social, donde manifestaban que “los transportistas no paralizarían su actividad” fue concebido por la mayoría y especialmente por la autoridad gubernamental como un acto de solemne compromiso hacia el país.
Lo cierto es que, los rumores de un paro de transportistas no revestían veracidad alguna, según Víctor Jorquera. Según el dirigente “como gremio empatizamos con las legítimas demandas de la ciudadanía y al mismo tiempo condenamos la violencia y los actos delictuales que empañan estas demandas. Hay que hacer una distinción entre aquellos que se manifiestan pacíficamente, que quieren ejercer su derecho a exigir cambios y aquellos que aprovechan estas movilizaciones para realizar actos de vandalismo y cometer delitos.
Desde esta perspectiva, como gremio desde un inicio nos enfocamos a fortalecer nuestro compromiso con la ciudadanía; cumpliendo nuestro rol social como los encargados del abastecimiento de la población. Queremos que los ciudadanos puedan manifestarse pacíficamente y puedan vivir tranquilos, sabiendo que tendrán acceso a aquellos bienes que van a necesitar para alimentar a sus familias; que seguirán manteniendo sus fuentes de trabajo porque las fábricas y los comercios no se paralizarán. Nos hemos comprometido a mantener la cadena logística operando y desde el primer minuto ese compromiso no ha cesado”.
Por su parte, el presidente de la Confederación Nacional de Dueños de Camiones (CNDC), Juan Araya expresó que “este estallido social es consecuencia del abuso sistemático al que la gente ha sido sometida. La gente se aburrió y hasta hoy no se ha tenido una respuesta concreta a sus demandas. No obstante, el país tiene que seguir avanzando. Para los camioneros y pequeños empresarios del sector que yo represento, los costos operativos son enormes, este fin de año será muy complicado para nosotros y tenemos que seguir trabajando porque tenemos deudas que pagar y tenemos un deber con la ciudadanía”.
A este respecto, si bien pequeños empresarios del transporte y camioneros han adherido a las movilizaciones organizadas por el movimiento No +TAG, según Araya, esta participación tiene por objetivo “demostrar su molestia, con las abusivas tarifas de las autopistas concesionadas, pero en ningún sentido implica una paralización total de los camioneros”. En este sentido, Araya sostuvo que “nosotros tenemos un compromiso con la gente y no podemos parar al país, ya que eso significa hacerles un juego a los grupos extremistas que con la quema de supermercados y comercios ha querido interrumpir la cadena de suministro en el país. Nosotros movemos el 94% de la carga en Chile, somos un sector estratégico y no podemos parar por la gente. Lo que queremos es que el país se normalice y podamos salir pronto de este conflicto”.
Si bien aún no se vislumbra una salida clara a la crisis socioeconómica que atraviesa el país, lo cierto es que los representantes de los diversos gremios del transporte han mantenido el compromiso inicial de cara a la ciudadanía. Un compromiso que, según Víctor Jorquera no sería posible de concretar sin el apoyo de los cientos de trabajadores del sector “en estas semanas que han pasado, como industria nos hemos dado cuenta de que nuestros trabajadores han sacado lo mejor de sí. En este momento han mostrado su gran compromiso con el país, aportando su granito de arena para “hacer sociedad”. Desde el día uno, nuestros transportistas, conductores y operarios, llegaron a trabajar, motivados por abastecer a la población; porque ellos y nosotros sabemos que si nuestra actividad se paraliza le hacemos un daño profundo a la ciudadanía y al país entero. Por esto en los días que se vienen seguiremos poniendo todo nuestro esfuerzo por dar tranquilidad a la población y mientras podamos, mientras tengamos los recursos para operar lo seguiremos haciendo”, puntualizó el dirigente.