El transporte terrestre de carga terrestre es una actividad fundamental para el funcionamiento de la cadena de suministro y la logística nacional e internacional. Sin embargo, este sector se enfrenta a diversos retos que ponen en riesgo su eficiencia y su sostenibilidad. A continuación, abordamos tres desafíos actuales del sector estratégico para el país.
En lo específico, el transporte terrestre por camión es, hoy por hoy, uno de los más importantes eslabones de la cadena logística chilena, dado que, según cifras de los gremios del sector, cerca del 95% de las mercancías que se importan y exportan en el país son transportadas a través de este medio. Así, el transporte de carga carretero conecta nuestras ciudades con los puertos, con los puntos fronterizos, los aeropuertos, las líneas ferroviarias, centros logísticos, puntos de venta y, finalmente, con cada consumidor.
Considerando el rol protagónico del transporte terrestre por camión en las tareas de abastecimiento interno y el comercio exterior, según cifras publicadas en el estudio “Análisis de participación y tamaño del mercado de transporte de carga por carretera en Chile tendencias de crecimiento y pronósticos (2024-2029)”, elaborado por la plataforma Mordor Intelligence, “se espera que el mercado chileno de transporte de carga por carretera crezca a una tasa compuesta anual de más del 4% de cara a 2029.
De acuerdo con el estudio, el nivel de crecimiento proyectado se explica en el auge del comercio globalizado y el surgimiento de actividades relacionadas con el comercio, principalmente electrónico. “La globalización se está fortaleciendo, lo que ha llevado a más manufactura y comercio en el país. A medida que el comercio crece, se vuelve más importante encontrar formas eficientes de mover bienes, lo que contribuye al crecimiento del mercado de transporte de carga por carretera en Chile.
Si bien Mordor Intelligence proyecta un escenario de crecimiento para el sector del transporte de carga terrestre por carretera para los próximos cinco años, desde los gremios del transporte se manifiesta preocupación dada la lenta reactivación económica del país y el bajo consumo, lo que implica a su vez una menor demanda de los servicios de transporte de carga. En este sentido, aspectos como el crecimiento del 6,1% en las ventas en el sector retail, registrado durante el primer trimestre de 2024, vendrían a ser una señal positiva para los transportistas que tienen en el comercio minorista a uno de sus más importantes clientes, en materias como la distribución urbana de mercancías y última milla.
Por cierto, la reactivación económica en otros sectores productivos, tales como: la minería, la agroindustria y el sector forestal también resultan fundamentales para los actores del transporte terrestre por carretera. En este sentido, cabe destacar que, durante los dos primeros meses de 2024, la actividad económica del país ha dado señales de recuperación luego de la alta inflación que generó la gran liquidez proveniente de las ayudas estatales y los retiros de fondos previsionales durante la pandemia.
Así, tras registrarse en febrero un alza del 4,5% en el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec), las proyecciones del Ministerio de Hacienda son positivas en materia económica, proyectando un crecimiento del 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) para este año. En esta línea, a inicios de abril, el Banco Central, indicó que la producción de bienes e industria anotaron un crecimiento de 6,7% y 5,2%, respectivamente y el comercio también tuvo un alza de 2% en términos anuales, buenas noticias para la economía y el sector del transporte.
Ahora bien, siempre en torno a las características del mercado de transporte terrestre por carretera chileno, el estudio de Mordor Intelligence indica que se trata de un rubro “robusto y fragmentado con la presencia de muchos actores locales e internacionales, lo que hace que el sector sea altamente competitivo”. De hecho, de acuerdo con el reporte, algunos de los actores clave de este segmento incluyen a Agunsa, Sotraser, Blue Express, Andes Logistics, Transportes Casablanca y Transportes Nazar, entre otros. Al mismo tiempo, el reporte indica que “se considera que el país tiene un gran potencial para los proveedores logísticos tanto europeos como españoles y existen múltiples beneficios para que otros países desarrollen también sus operaciones comerciales en Chile”.
BRECHAS Y DESAFÍOS DE UN SECTOR ESTRATÉGICO
El crecimiento potencial del transporte de carga terrestre por carretera es, desde ya, una perspectiva que obliga a analizar aquellas brechas y desafíos que los actores del sector enfrentan y enfrentarán en el mediano y largo plazo. Al mismo tiempo, el hecho de que este sector tenga una participación del 95% en el movimiento de cargas a nivel doméstico e internacional es una situación de alerta. Lo cierto es que hoy, el abastecimiento interno del país y la operativa de comercio exterior están íntimamente ligados al transporte de carga por carretera, situación que posiciona a los actores de este rubro como entes estratégicos, cuyas demandas y problemáticas son, en lo fáctico, determinantes para el país.
Atendiendo a lo anterior, en este artículo, analizaremos los principales desafíos que enfrenta el transporte terrestre de carga por carretera en la actualidad, describiendo algunas de las iniciativas que tanto los gremios, expertos y autoridades han puesto en marcha para solventar las necesidades de este sector.
INFRAESTRUCTURA VIAL. HACIA UNA PLANIFICACIÓN INTEGRADA
Según el más reciente reporte del Foro Económico Mundial respecto al Índice de Calidad de Carreteras, Chile se ubica en el puesto 24 de un total de 137 países evaluados, con una calificación de 5,2 sobre 7. Con esta puntuación, nuestro país se consolida como el líder de la región en materia de infraestructura vial. No obstante, en la interna, diversos expertos urgen respecto a la necesidad de avanzar de forma robusta en la inversión en infraestructura vial, de carreteras y puentes y en el mantenimiento y la mejora de las vías existentes.
Atendiendo a los aspectos descritos, cabe preguntarse cómo nuestro país puede articular acciones para alcanzar una infraestructura robusta que permita mayor eficiencia y efectividad en materia de transporte terrestre, expandiendo este alcance a los modos marítimo y aéreo. En esta lógica, en 2023, el CPI propuesto la creación de una Comisión Asesora para Políticas de Infraestructura Nacional (CAPIN); entidad que “apoye en estas materias a la máxima autoridad política del Estado (Presidencia de la República) y a quienes éste defina como sus colaboradores en el ejercicio de las funciones de gobierno (ministerios, instituciones del Estado y empresas públicas). Debiera así mismo coordinarse con las agencias que tienen responsabilidad sobre el territorio y el Parlamento. Esta recomendación se fundamenta en sugerencias hechas por la OECD, la Comisión Nacional de Productividad y el BID. De igual forma, reconoce la existencia de experiencias internacionales para un propósito similar, y experiencias nacionales en otros dominios (ciencia y tecnología, productividad, financiamiento en diferentes expresiones)”, indicó el Consejo.
En un interesante análisis, respecto del actual esquema de desarrollo en infraestructura nacional, en la presentación del proyecto de creación de una Comisión Asesora para Políticas de Infraestructura Nacional (CAPIN), los expertos de CPI indicaron que “estamos convencidos que en materia de infraestructura de uso público es imperativo planificar, con una visión integradora y una mirada de largo plazo, que permita avanzar hacia un mejor país. La infraestructura debe estar al servicio de los grandes objetivos nacionales, los que se manifiestan en el largo plazo en un aumento del bienestar de la población y un aumento de nuestra productividad, en función del espacio que ocupemos en la economía global”.
Siempre en torno al análisis del actual esquema, el informe de CPI sostiene que “en Chile es muy difícil encontrar una planificación integrada de infraestructura con una visión de largo plazo y que se sostenga en el tiempo, más allá del ciclo político. Esto, a pesar de esfuerzos de autoridades de distintos ministerios por proponer iniciativas con ese propósito. Tampoco existe en el aparato del Estado una instancia donde se puedan intercambiar puntos de vista acerca del futuro al que como país aspiramos”, de ahí la necesidad de crear la entidad propuesta.
De acuerdo con los expertos, si bien en muchas instituciones se hacen esfuerzos al respecto, y son frecuentes en los distintos gobiernos, la constante es que la administración siguiente tiende a desecharlas o minimizar su relevancia. De ahí que la entidad sostiene que “no hay una institucionalidad permanente que permita que las visiones de los distintos ministerios, empresas públicas, gobiernos regionales y municipios se integren. Las iniciativas que al respecto se han intentado, siempre con un carácter "no vinculante", al poco andar pierden relevancia y pasan a constituir un esfuerzo adicional de gestión y no una oportunidad de mirada compartida. En efecto, los esfuerzos de planificación que pueden existir en cada una de las reparticiones que inciden en el desenvolvimiento de la infraestructura, ni siquiera coinciden en los plazos en los que se está pensando”, resume el informe.
Así, en materia de inversión en infraestructura vial es relevante concluir que una articulación de iniciativas integrada es clave para avanzar en esta brecha que, sin duda, reduce la competitividad del transporte terrestre de carga y limita su capacidad para satisfacer las demandas del mercado.
EL GIRO HACIA LA ELECTROMOVILIDAD
El transporte terrestre de carga es uno de los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático. Según datos de la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU), este sector representa el 7% de las emisiones globales de CO2.
Además del consumo excesivo de combustibles fósiles que causan contaminación atmosférica, el transporte terrestre de carga genera otros impactos ambientales negativos como la contaminación acústica y visual, y la generación de residuos peligrosos o no biodegradables.
Para abordar esta situación se están implementando alternativas más limpias en el transporte terrestre. Por ejemplo, el uso de vehículos ecológicos, como los eléctricos o los híbridos, y el uso de energías renovables o alternativas como el hidrógeno o el biocombustible. Además, se están implementando iniciativas y regulaciones para reducir las emisiones de los vehículos de carga, con límites de emisiones e incentivos para la adopción de tecnologías más limpias.
En esta línea, durante el último Encuentro Nacional del Transporte de Carga (ENATRANS), diversos actores del sector manifestaron su compromiso con la reducción de emisiones y la implementación de la electromovilidad en los vehículos de carga pesada en vista de los nefastos efectos del cambio climático.
En la instancia, Mauricio Perrot, presidente de ChileTransporte, comentó respecto de la electromovilidad que “para nosotros es un punto en el cual estamos trabajando y tratando de unir a todos los actores de la cadena”, haciendo hincapié en el compromiso que tienen las empresas de la industria para reducir sus emisiones de carbono, ofreciendo soluciones de transporte sustentable y colaborando en una sociedad más sostenible.
No obstante, la implementación de la electromovilidad no sólo implicaría un aporte en materia medioambiental, sino también un beneficio en materia de costos para los actores del sector. En esta línea, las alzas en el precio del combustible son un componente significativo en los costos de transporte en la actualidad y, tanto la gestión eficiente de su consumo, como la adopción de tecnologías más limpias y eficientes son claves para, eventualmente, disminuir los costos del movimiento de mercancías por el modo carretero.
En conclusión, el transporte terrestre de carga es un sector clave para el desarrollo económico y social, pero también se enfrenta a importantes retos que deben ser abordados para garantizar su viabilidad futura. Para superar estos retos se requiere una visión estratégica, una acción coordinada entre los actores involucrados y una apuesta por la innovación.
TECNOLOGÍA Y DIGITALIZACIÓN PARA UNA OPERATIVA EFICIENTE
El transporte terrestre de carga debe adaptarse a la transformación digital que está experimentando el mundo, ya que esta ofrece oportunidades para mejorar los procesos, los servicios y los resultados. En este punto, algunas tecnologías que están impactando al sector son las siguientes: La inteligencia artificial (IA), que permite automatizar tareas, analizar datos y tomar decisiones. El Internet de las cosas (IoT), que facilita la conexión entre dispositivos, vehículos y personas y la telemetría, que permite rastrear y gestionar los vehículos y las cargas en tiempo real.
Estas tecnologías ofrecen beneficios diversos, tales como el incremento de la transparencia, la trazabilidad y la seguridad, al mismo tiempo en que disminuyen los errores humanos, los costos operativos y los riesgos. A su vez estos resultados mejoran la calidad del servicio, la satisfacción del cliente y su fidelización.
En este plano, un estudio realizado por la consultora PwC denominado “La era del transporte digitalizado”, asevera que la digitalización de la logística podría reducir hasta en un 47% los costos del rubro, de aquí al año 2030. Sin embargo, esto también implica desafíos como requerir inversiones significativas, capacitación especializada y actualización constante.