En logística debemos vivir constantemente enfrentando contingencias que son propias del dinamismo que tienen los negocios y de toda la red que compone una cadena de suministro. Son muchos los actores que trabajan en una cadena y, por lo tanto, esta está muy expuesta a que ocurran situaciones no deseadas día a día.
Ahora bien, esas contingencias si son constantes o recurrentes, ¿las podemos normalizar? ¿podemos prepararnos y trabajar con anticipación para enfrentar los “incendios” de una mejor manera?
Poniendo la mirada en la logística de internacional, estamos expuestos a situaciones no solamente locales, sino que también globales. Sólo por nombrar algunos pocos ejemplos ocurridos en los últimos años como la pandemia, guerra Rusia-Ucrania, situación del Mar Rojo, sequías en Panamá, cambios en políticas comerciales de países con economías grandes, entre otros; todos estos aspectos generan distorsiones en los flujos de carga causando desequilibrios en el servicio de transporte marítimo.
Esto repercute en disponibilidad de servicio (naves), stock disponible de contenedores, fluctuaciones anormales en tarifas, aumentos en tiempos de tránsito, congestiones en puertos de transbordos, etc.
Por otro lado, en el ámbito local, cada año nos vemos afectados por distintas situaciones como lo son los paros portuarios y de transportes que pueden llegar al punto de bloquear nuestras exportaciones por no poder llegar con nuestra carga a los puertos de embarque.
Teniendo en consideración lo anterior, es que se hace indispensable hacer gestión para minimizar los impactos que puedan generar todos los problemas que ocurren en alguna parte de la cadena logística. Una de las gestiones más importantes es con los proveedores.
Dado que hay un tipo de contingencia que ha tendido a “normalizarse”, es que debemos trabajar en un mix de alternativas junto a nuestros proveedores críticos para minimizar los riesgos.
Por ejemplo, en cuanto a servicios de fletes marítimos, donde existe una concentración evidente de oferta, será importante tener relación comercial abierta ojalá con todas las alternativas posibles para que en caso de que una de ellas tenga algún problema que no permita dar continuidad de servicio, generen cambios bruscos en costos o cause complejidades importantes en nuestra operación, podamos contar con otras alternativas inmediatas. Esto en la práctica significa que por ejemplo podemos embarcar nuestros productos a un mismo destino con 2 o 3 líneas navieras en simultaneo.
Con respecto a puertos de salida para las exportaciones, también será importante dentro de lo posible, mantener operaciones regulares con más de uno de ellos para que en caso de que existan problemas operativos con alguno en particular, que pueden ser causados por paros portuarios e inclusive marejadas, no quedemos bloqueados y podamos seguir adelante con nuestros embarques.
Con respecto a servicios de transporte terrestre, mantener cerca y operando a más de una alternativa, dependiendo en el volumen de las operaciones, será importante. Como comentario adicional, se suele empujar a los proveedores de transporte a trabajar con tarifas lo más ajustadas posibles, lo que creo que es un error.
Si el transporte terrestre es un servicio crítico dentro de tu cadena para poder cumplir con la entrega de un producto, el “estrujar” a tu proveedor nos deja en una situación de mucha dependencia y por lo tanto se transforma en más riesgosa y frágil.
Cuando el negocio de tu empresa compite mayoritariamente en costos-precios, es fácil caer en la tentación de trabajar con los proveedores más “baratos” en relación calidad/precio y cerrarle la puerta a 2das o 3eras alternativas.
Ahora bien, nos debemos preguntar cosas como: ¿Es realmente más barato trabajar 100% por un puerto, con sólo una línea naviera o con 1 o 2 transportistas que son los que nos ofrecen tarifas más bajas? ¿El negocio es realmente sostenible en el tiempo si dependemos de estos pocos proveedores? En un escenario de contingencia ¿Cuánto nos cuesta mantener 2 o 3 semanas nuestra producción almacenada sin poder despacharla y por lo tanto sin poder facturarla por problemas con nuestros proveedores? ¿En cuánto afecta esto al flujo de caja? ¿Qué tan frágil es nuestra cadena? ¿Es nuestra cadena lo suficientemente flexible para enfrentar problemas globales y/o locales?
Como profesionales de logística se necesita tener un enfoque estratégico y, por lo tanto, debemos plantearnos constantemente este tipo de preguntas, analizar las alternativas y hacer equilibrios que busquen maximizar la rentabilidad del negocio.
Lo que a primera vista aparenta ser lo más conveniente, luego de un análisis que considere factores del tipo que fueron ejemplificados anteriormente, puede que nos haga dar cuenta de que debemos hacer un cambio en cómo estamos trabajando con nuestros proveedores claves de nuestra cadena logística.
Por Gabriel Achondo, gerente de Logística de ACF Baquedano S.A y Miembro de Supply Chain Council Chile