La electromovilidad lleva un importante camino recorrido en nuestro país, donde poco a poco disminuyen los costos al tiempo que aumentan las inversiones en infraestructura. En el mundo logístico, ha cautivado a la última milla y también tímidamente comienza a asomarse en el mundo del transporte primario.
Según la Agencia Internacional de Energía, las emisiones de dióxido de carbono a nivel global aumentaron un 6% en 2021, lo que se tradujo en un impacto directo en la calidad de vida de las personas. En este contexto, el martes 8 de noviembre se aprobó en nuestro país la Ley de Almacenamiento de Energía Eléctrica y Electromovilidad, que propone incentivos para la compra de vehículos eléctricos, como los permisos de circulación de menor valor.
En el ámbito de las flotas de trasporte la apuesta por aumentar el número de vehículos con energías limpias sigue subiendo. “Desde el Gobierno se pusieron metas bien ambiciosas, y la idea es ir incorporando a toda la cadena logística”, señala Fernando Sánchez, Gerente de Operaciones de Delpa Group, que en los últimos tres años ha puesto el foco en la carbono neutralidad, buscando dejar el diésel para aprovechar las ventajas de utilizar energías limpias.
Chile es uno de los países de Latinoamérica que más se ha preocupado de avanzar en electromovilidad. Aunque, la crisis económica le puso freno a las ventas de vehículos limpios. Según el Informe del Mercado Automotor de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), en agosto, se comercializaron en Chile 460 vehículos electrificados de cero y bajas emisiones: 176 híbridos convencionales, 171 microhíbridos, 74 completamente eléctricos y 39 híbridos enchufables.
Dicho mes fue el mejor de la historia para este tipo de móviles, pues, fueron adquiridas 4.171 de estas unidades, con un incremento de 156% con respecto al mismo período de 2021. No obstante, sólo se comercializaron 36 camiones, por lo que el margen de crecimiento de la electromovilidad en el transporte pesado es aún muy amplio.
Una de las principales características de los vehículos eléctricos es que no emiten ruido, por lo que en la última milla se han vuelto populares. Pero, en el transporte primario queda todavía más camino por recorrer. “El gran desafío sigue siendo masificar su uso a través de menores costos de adquisión y facilitar la inversión. Todo esto acompañado con nuevas iniciativas de gobierno que refuercen y fomenten la inversión”, afirma Jorge Zepeda, Business Manager TiTask Chile.
Igualmente, el ejecutivo cree que el país necesita de una mayor y mejor infraestructura, que permita masificar este tipo vehículos en múltiples espacios de servicio. A pesar de ello, en el mundo logístico se ven avances importantes, especialmente, en camiones para minería, reconoce Antonio Dourthe, jefe del Departamento de Transporte Terrestre del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT).
“Estamos haciendo un plan en el ministerio para tratar de dar información a las empresas del desempeño de los vehículos de carga en términos de la logística y lo que se hace es que se facilita un camión, para que lo utilicen durante un tiempo y se dan a conocer los datos de su rendimiento. Yo creo que esa es una muy buena forma para que la gente pueda comparar cuáles son los resultados reales que se tienen para distintos tipos de aplicaciones con distintos tipo de vehículos”, comenta Antonio Dourthe.
El interés por sumarse a la carbono neutralidad de parte de quienes participan en este tipo de programas piloto, no solo entre quienes buscan vender este tipo de vehículos, sino también entre quienes quieren probarlos y entender cómo funcionan. “Hay un círculo virtuoso. Está claro que algo tenemos que hacer con el cambio climático y esta es una contribución. Entonces, yo creo que las nuevas energías de todas maneras llegaron para quedarse”, añade la autoridad del MTT.
Nuevos camiones mineros
Operar equipos con cero emisiones, reemplazando el diésel como fuente de energía, aporta un estándar productivo que facilita la licencia social y mejora ambientalmente la percepción de seguridad y salud ocupacional de la mina. Por eso, en la minería de superficie rajo, hace mucho tiempo que las palas eléctricas ganaron su espacio. Sin embargo, el gran desafío para la minería subterránea es la autonomía de operación.
“Hoy la ventaja tecnológica de almacenamiento con baterías ha logrado generar mayor autonomía, lo que permite que equipos eléctricos en minería subterránea sean operados sin cable, pero, persiste el desafío en los equipos de producción, producto de la demanda energética que determina la fuerza de operación”, comenta Ramón Rada, gerente de Ferrostaal Equipment Solutions.
En esta línea, el ejecutivo destaca que, por ahora, el impacto logístico más importante de la electromovilidad, lo aportan principalmente los vehículos de transporte de personal, como buses o vehículos menores como utilitarios y camionetas, que han demostrado ser excelentes alternativas de soporte en apoyo a la operación.
“Las minas subterráneas con la electromovilidad son las que más se benefician de las externalidades positivas, ya que enfrentan menores necesidades de ventilación y aislación acústica. Además, observan mayor vida útil de los equipos, mantenciones electromecánicas más simples y mayor versatilidad al soportar mejor las bajas temperaturas de operación, por lo que los equipos y vehículos eléctricos determinan un ambiente de trabajo más limpio, seguro y libre de emisiones”, comenta Ramón Rada.
Según el gerente de Ferrostaal Equipment Solutions, estamos en una etapa de transición, donde la productividad no necesariamente es la variable de análisis, ya que aún los costos de los equipos son mayores, hay escasez de alternativas; y la red instalada y tiempos de carga son objeto de análisis, así como la autonomía de los equipos y los talleres de soporte. “Los equipos de producción mantienen la necesidad de estar conectados a la red de la mina y para los utilitarios de apoyo, aún son primeras generaciones que inician su operación y persisten desafíos respecto al cambio de baterías contra estaciones de carga rápida, que requieren un cambio en el diseño operacional de la mina”, explica.
Otras industrias que han evolucionado extraordinariamente bien en materia de electromovilidad, en opinión de Ramón Rada, son las de almacenamiento logístico como centros de distribución, bodegas y carga, así como los terminales portuarios con sus grúas de contenedores autónomos y eléctricos, donde el impacto en emisiones, ruido y costos operacionales es mínimo.
Los próximos retos
Según Jorge Zepeda, Business Manager de TiTask Chile, la mayor necesidad por incorporar energías limpias y sostenibles en el mercado es evidente. “Las empresas dedicadas al transporte integrarán este pilar en los próximos años. Por eso, nosotros reportamos la huella de carbono por medio de un monitoreo constante de los servicios”, sostiene.
En un país como Chile, donde el 95% de los productos se transportan por carretera, reducir la emisiones gracias a la energía limpia se ha convertido no sólo en un desafío sino también en una promesa para las personas que están cambiando su mentalidad. “Los consumidores ya no sólo quieren que los productos lleguen a destino, sino que lo hagan de manera sustentable y responsable con el entorno”, afirma Mario Yáñez, gerente general de GPS Chile.
De hecho, un estudio realizado por el Centro de Energía de la Universidad de Chile y GPS Chile aportó información comparativa de monitoreo de eficiencia de vehículos eléctricos versus a combustión. ¿El resultado? La energía eléctrica es de tres a cuatro veces más eficiente que el auto convencional, lo que reafirma que la electromovilidad no es sólo una moda, sino un sistema que aporta también en la eficiencia de las compañías.
“Pensamos que es importante devolverle la mano al medioambiente, crear consciencia e ir informando a los clientes sobre las ventajas de contar con una flota que ofrece este tipo de tecnología. El objetivo es contar sólo con vehículos eléctricos para el transporte de última milla el 2030”, explica Fernando Sánchez, gerente de Operaciones de Delta Group.
Es importante considerar, además, que los llamados combustibles fósiles, como el petróleo, podrían acabarse en los próximos 20 años, por lo que como país estamos en el mejor momento para elegir el camino de la electromovilidad, y seguir avanzando en superar los desafíos.
En este escenario, el Ministerio de Transportes está desarrollando una serie de proyectos que buscan acelerar la penetración de la electromovilidad. “Hoy día hay interés y lo vamos a ver en el tiempo no muy largo, sino en un par de años. “Vamos a ver cómo esto se va transformando. Hay experiencias que permiten pensar que esto va a ser un desarrollo positivo y que va a mejorar la calidad de vida de las personas”, sostiene Antonio Dourthe, jefe del Departamento de Transporte Terrestre del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones.
Según Mario Yañez, Chile cuenta con una amplia diversidad de energías renovables que tenemos que aprovechar. “Somos el país con mayor radiación solar, capacidad eólica lo que nos permitiría ser líderes en la generación de hidrógeno verde, tenemos litio y, además, estamos innovando en materia de movilidad eléctrica. Creo que con el trabajo mancomunado entre gobierno, sector público y la academia, podremos llegar a las metas propuestas” concluye.
En este sentido, Alberto Oltra, CEO de DHL Global Forwarding en Sudamérica, argumenta que la industria energética está viviendo transformaciones disruptivas. “De funcionar en base a combustibles fósiles y contaminantes, hoy avanza mundialmente hacia políticas de renovación que generen fuentes de energía sostenibles, sustentables y amigables con el medio ambiente”, dice.
Precisamente, eso busca la Política Energética Nacional, que propone como objetivo alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. “Además, el país tiene planes establecidos para terminar con la generación eléctrica a base de carbón en el 2025 y que en el 2035 solo se vendan autos con cero emisiones”, destaca Oltra.
De ahí que las empresas de logística estén avanzando paulatinamente alineadas con las metas y políticas que buscan favorecer al medioambiente mientras mejoran su eficiencia y competitividad. “La electromovilidad está colonizando poco a poco las calles. Aunque los países de América Latina se encuentran en situaciones dispares, ya que obedecen a mercados diferentes, existen avances en importación de vehículos eléctricos e híbridos, baterías, nuevas tecnologías, combustibles alternativos y una mayor infraestructura de carga”, comenta el líder de DHL Global Forwarding.
Según Research and Markets, para 2030 se espera la comercialización de aproximadamente un millón de vehículos electrificados en LATAM, cuando el total de vehículos electrificados en operación supere los cinco millones. “El desafío es gigante pero necesario. Pero, para responder a la alta demanda de servicios y productos de forma sustentable, se requiere la creación no solo de una infraestructura para alimentar a los nuevos vehículos, sino también políticas, programas e iniciativas que apoyen las sinergias entre los sectores del transporte y la energía”, afirma Alberto Oltra.