La economía chilena enfrentará un año de crecimiento moderado, impulsado por el gasto público y el sector externo, pero condicionado por riesgos globales y desafíos internos. Expertos y gremios coinciden en que la clave para un desarrollo sostenible estará en la inversión, la digitalización y la colaboración público-privada.
La economía es una ciencia social multifactorial. Hablar de proyecciones y estimaciones resulta complejo cuando la incertidumbre asoma como un componente de la dinámica económica global. Sin embargo, la mirada de los profesionales del área, las decenas de informes de instituciones y organismos globales y locales, y el análisis sobre los aspectos más relevantes de la economía nacional pueden ser los pilares sobre los cuales se desarrolle una proyección económica para el Chile del 2025.
Considerando estas dificultades, pero reconociendo la importancia que tiene anticiparse a las situaciones adversas y también a las oportunidades que la economía puede ofrecer a lo largo del año, hemos realizado un resumen y análisis de los principales aspectos que moverán la macroeconomía chilena este año.
Para proyectar la economía chilena es necesario dar una mirada global y por eso destacamos las principales conclusiones de la última edición del informe Perspectivas Económicas Mundiales del Banco Mundial que apuntó a que las economías en desarrollo, que generan el 60% del crecimiento mundial, terminarán el primer cuarto del siglo XXI con las perspectivas de crecimiento a largo plazo más desalentadoras desde el año 2000.
Según el informe, la economía mundial se expandirá un 2,7% tanto en 2025 como en 2026, el mismo ritmo que en 2024, a medida que la inflación y las tasas de interés descienden gradualmente. También se espera que el crecimiento de las economías en desarrollo se mantenga estable en alrededor del 4% durante los próximos dos años. Sin embargo, este desempeño sería más débil que antes de la pandemia, e insuficiente para promover los avances necesarios que permitan aliviar la pobreza y alcanzar los objetivos de desarrollo más amplios.
“Los próximos 25 años serán más difíciles para las economías en desarrollo que los últimos 25 años”, dijo Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Grupo Banco Mundial. “La mayoría de las fuerzas que antes favorecieron su auge ahora se han disipado. En su lugar, han surgido factores adversos desalentadores: elevadas cargas de la deuda, escaso crecimiento de la inversión y de la productividad, y aumento de los costos del cambio climático.
En los próximos años, las economías en desarrollo necesitarán un nuevo modelo estratégico que haga hincapié en las reformas internas para acelerar la inversión privada, profundizar las relaciones comerciales y promover el uso más eficiente del capital, el talento y la energía”.
Sin embargo, el informe sostiene que las economías en desarrollo tienen numerosas opciones para mejorar sus perspectivas de crecimiento, a pesar de los factores desfavorables. Con las políticas adecuadas, estas economías pueden incluso transformar algunos desafíos en grandes oportunidades.
Abordar las necesidades de infraestructura, acelerar la transición climática y mejorar el capital humano pueden reforzar las perspectivas de crecimiento y, al mismo tiempo, ayudar a alcanzar los objetivos climáticos y de desarrollo. Mientras tanto, todos los países deberían trabajar juntos para fortalecer la gestión del comercio mundial, con el apoyo de las instituciones multilaterales.
LA MIRADA DE LOS GREMIOS CHILENOS
En el seminario “Proyecciones Económicas y Sectoriales 2025”, organizado por la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), los principales gremios económicos del país analizaron los desafíos y oportunidades para este año. Representantes de sectores clave como comercio, manufactura, minería, banca, construcción, agricultura y turismo presentaron un panorama en el que destacan tanto incertidumbres como potenciales áreas de desarrollo, haciendo un llamado a la acción conjunta entre el Gobierno y el sector privado.
En general, los gremios coincidieron en que las proyecciones para 2025 reflejan un crecimiento económico moderado, con el Producto Interno Bruto (PIB) esperado en torno al 2%. Si bien sectores como minería, manufactura y construcción muestran señales de recuperación, enfrentan barreras significativas como el estancamiento de la inversión, normativas que incrementan costos operativos y condiciones internacionales adversas.
En este sentido, cada sector analizó sus proyecciones.
En el sector comercio, según George Lever (CCS), apuntan a que las ventas minoristas crecerán un 2% en 2025, reflejando una desaceleración frente al 3,5% esperado en 2024. Factores como el alza del dólar, una menor confianza de consumidores y empresarios, y costos laborales crecientes impactarían al sector.
En cuanto al sector Manufactura, Rodrigo Mujica (Sofofa) destacó que éste crecerá entre un 1,1% y un 2,2%. Señaló que la baja inversión y la incertidumbre regulatoria, especialmente en reformas tributarias, dificultan el despegue del sector.
Matías Bernier (ABIF), en representación de la Banca, resaltó un crecimiento moderado en colocaciones (1,8% real) y destacó el rol del sector financiero en apoyar proyectos sostenibles para impulsar la reactivación económica. En tanto, Nicolás León, de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) proyectó un crecimiento del 4,5% en 2025, impulsado por proyectos de infraestructura. Sin embargo, la inversión en vivienda privada continuará débil debido a restricciones en el financiamiento hipotecario.
Por su parte, María Teresa Vial, presidenta de la CCS, hizo hincapié en la necesidad de fortalecer la colaboración público-privada para superar los obstáculos estructurales. “Debemos trabajar juntos para diversificar nuestra economía, fortalecer sectores estratégicos y crear un entorno que permita a las empresas prosperar”, señaló.
El mensaje unánime de los gremios es claro: Chile tiene potencial para alcanzar un crecimiento sostenible, pero para lograrlo se requerirán reformas estructurales, incentivos claros y una visión compartida entre el Gobierno y el sector privado.
CHILE 2025: INCERTIDUMBRE ESTRUCTURAL
Chile enfrentará un 2025 marcado por un crecimiento económico moderado, alta inflación en descenso y un entorno de riesgos internos y externos que afectarán tanto a las empresas como a los principales sectores productivos del país. Ricardo Úbeda, director del Executive MBA Latam y académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, entrega claves para comprender este complejo panorama.
De acuerdo con el académico, las proyecciones para 2025 apuntan a un leve crecimiento económico, impulsado principalmente por el gasto público y el sector externo. Sin embargo, factores clave como el consumo interno y la inversión empresarial no tendrán un papel significativo en esta recuperación.
“El crecimiento de Chile es muy magro hace ya bastantes años y no parece que vaya a mejorar. 2025 será un año de crecimiento moderado, condicionado por riesgos internos y externos”, explica Úbeda.
Entre los riesgos globales, el académico de la UAI destaca la desaceleración de la economía china, principal socio comercial de Chile, y una posible guerra arancelaria entre China y Estados Unidos. En tanto a nivel local, el contexto electoral añadirá incertidumbre y podría retrasar reformas clave, como la de pensiones y la simplificación de permisos sectoriales.
En un escenario marcado por la inflación, tasas de interés altas y riesgos geopolíticos, las empresas deberán ser estratégicas en su toma de decisiones, afirma Úbeda. “La incertidumbre es más peligrosa que el riesgo. Las empresas deben diversificar sus fuentes de financiamiento, adoptar prácticas sostenibles y gestionar adecuadamente su deuda”, comenta el académico.
En concordancia con lo expuesto por Úbeda, Juan Ortiz, economista senior del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC UDP), indica que “en 2025 la cifra de crecimiento no va a diferir significativamente de lo que vimos el 2024”, agregando que “cuando uno descompone las diferentes causales de este crecimiento hay diversos aspectos como: el consumo privado que se espera crezca, pero a una tasa bastante acotada; el repunte en la inversión y la inflación”.
Respecto a la inflación, Ortiz indica que “la inflación promedio, por lo menos durante el primer semestre del año, según el Banco Central, se mantendría en torno a un 5% y paulatinamente empezará a diluirse un poco para el segundo semestre del año”.
En torno a la Inversión y su rol en el crecimiento económico del país, Ortiz menciona que “incentivar la inversión, sin lugar a duda, es un elemento que ocupa la agenda de la economía política, estancado la dinámica del crecimiento de la inversión o de la formación propia capital fijo en los últimos años. Y eventualmente hay factores más estructurales que están explicando este estancamiento y que sin lugar a duda corresponde a un ambiente económico no tan positivo. Es decir, el pesimismo económico influye en la toma de decisiones”, afirma el economista del OCEC UDP.
Al respecto Ortiz indica que Chile necesita lograr acuerdos de índole político para fomentar la inversión. Al respecto sostiene que “se deben dar señales para que el sector privado vuelva a tener a la inversión como un elemento central dentro de su estrategia de negocios, porque – al fin y al cabo - una inversión no es más que una expectativa, es un riesgo, es una apuesta que se está haciendo por parte de las empresas que financian esto con su capital de trabajo, con deuda para poder incrementar su nivel de beneficio futuro”.
En este punto, el economista sostiene que “la estabilidad regulatoria y la carga impositiva también es importante, y en este punto un ejemplo claro es la problemática de la permisología que actualmente se está regulando mediante un proyecto de ley”.
Siempre en torno a la inversión, Ortiz agregó que “la discusión tributaria que se ha venido dando, obviamente, ha ayudado un poco para darse cuenta de que la carga tributaria realmente importa para que las empresas tomen decisiones de inversión; y – al mismo tiempo- la necesidad de mejorar la seguridad -que en un tema que en Chile- en cierto modo es parte de la discusión de política económica. Sin seguridad realmente se limita la capacidad de asumir riesgos en una economía”.
Redondeando su análisis, Ortiz agrega que los países que crecen son los que logran acuerdos con elementos fundamentales y de largo alcance. Considerando esta premisa, sostiene que “hoy estamos ante un escenario externo muy volátil y es un tema que no hay que olvidar, porque Chile es un país abierto al resto del mundo, tanto a nivel de comercio como en flujos de capitales.
Así, es un riesgo que Chile se empiece a acostumbrar a un crecimiento relativamente mediocre, porque eso, al fin y al cabo, redunda en menor calidad de vida a través del tiempo para la población”.
Ahora bien, en torno a las prioridades para el crecimiento económico del país, según Ricardo Úbeda éstas se centrarán en cuatro factores: La gestión financiera y diversificación; considerando que las empresas deben mitigar el impacto de la inflación y los costos de financiamiento diversificando sus fuentes de ingreso y reduciendo riesgos.
La sostenibilidad y normativas ambientales; teniendo en cuenta que las prácticas sostenibles no solo cumplen con estándares internacionales, sino que también potencian la competitividad de las empresas en mercados desarrollados. La digitalización y automatización; considerando que invertir en tecnología será clave para reducir costos operativos y optimizar procesos.
La colaboración público-privada; factor en el cual destacan, por ejemplo, las iniciativas del Ministerio de Hacienda, enfocadas en áreas estratégicas para impulsar la economía, ofrecen oportunidades para el crecimiento conjunto.
En cuanto a los desafíos que enfrentan los distintos sectores, el docente de la UAI señala que:
Retail: La inflación continuará afectando el poder adquisitivo de los consumidores. A esto se suma la competencia internacional, que exige mayor rapidez en la adaptación a nuevas tendencias. “La inflación es un riesgo importante para el retail, ya que impacta directamente en el consumo. Adaptarse rápido será clave para sobrevivir en este sector altamente competitivo”, destaca Úbeda.
Exportaciones: La desaceleración de China y posibles barreras comerciales en mercados como India complican el panorama para este sector. Sin embargo, la diversificación de mercados y productos con mayor valor agregado y sostenibilidad será esencial para mantenerse competitivo.
Transporte: Este sector enfrenta el doble desafío de costos operativos al alza y regulaciones medioambientales más estrictas. “Las inversiones en infraestructura y en tecnologías de eficiencia son cruciales para optimizar operaciones y mantener la competitividad”, comenta el experto.
Finalmente, ambos profesionales coinciden en que este año tendrá sus desafíos que obligan a asumir estrategias y acciones para dar un nuevo impulso a la economía nacional con el gran objetivo de incentivar el crecimiento.