A pesar de la digitalización y los avances en trazabilidad, el transporte terrestre de carga sigue enfrentando el desafío de camiones poco eficientes o con espacios vacíos. Esta brecha logística no solo eleva los costos operativos, también impide avanzar hacia una cadena más sustentable y coordinada.
Empresas de distintos tamaños y perfiles han desarrollado modelos y herramientas que apuntan a cambiar esa lógica, con tecnología, colaboración y rediseño de los equipos de transporte como ejes hacia una logística más eficiente, flexible y sostenible. Recogimos cuatro miradas que coinciden en una misma dirección: hacer que cada kilómetro cuente.
OPTIMIZANDO EL BACKHAUL
Una de las primeras empresas globales en desarrollar un sistema estructurado para optimizar los viajes de retorno fue Walmart, a través de su modelo Backhaul. “Hace 20 años lanzamos este servicio, que permite disminuir los kilómetros vacíos de nuestros equipos, maximizar su carga útil y optimizar costos”, comenta Brizla Valenzuela, subgerente de Omnichannel Inbound en Supply Chain de Walmart Chile.
El sistema, que comenzó como una práctica operativa, hoy forma parte de la estrategia de sustentabilidad de la compañía a nivel global, cuyo objetivo es transformarse en una empresa regenerativa y alcanzar cero emisiones de gases de efecto invernadero en todas sus filiales, al año 2040.
“En promedio, cada viaje de Backhaul evita 23 kg de CO2 en nuestra atmósfera y, si a esto le agregamos el uso de flota eléctrica, este ahorro aumenta al doble”, recalca.
Su positivo impacto impulsó la creación de una área especializada dentro de la empresa, que ofrece servicios similares o complementarios a sus proveedores, como traslado por unidad, camión completo, devoluciones, interplanta (retiros de mercadería desde el Centro de Distribución del proveedor a otro de sus CDs) y roundtrip, entre otros.
“Hemos ido evolucionando de acuerdo a las actuales necesidades del mercado. El año pasado identificamos otra necesidad de nuestros proveedores, por lo que creamos Roundtrip, un servicio en el que retornamos sus pallets hasta los centros de almacenaje de nuestros proveedores y de vuelta traemos sus productos a nuestros centros de distribución”, explica Valenzuela.
En la práctica, el servicio de Backhaul funciona así: cuando un proveedor tiene mercadería lista para despachar, agenda una cita con Walmart para coordinar su retiro. Se le asigna un camión que está regresando de una entrega, para que acuda donde el proveedor, cargue los productos y continúe su trayecto. Durante el viaje, se hace seguimiento vía GPS y se agenda la descarga en el centro de distribución de Walmart, asegurando que todo se cumpla en tiempo y forma.
Hasta la fecha, 72 empresas proveedoras se han sumado al programa Backhaul de Walmart, que tiene entre sus próximos desafíos una mayor incorporación de flota con energías no convencionales. “En la medida en que logremos escalar nuestro modelo sustentable, esperamos duplicar el impacto de este servicio. Ya arrancamos con viajes impulsados con flota eléctrica y prontamente utilizaremos la flota a hidrogeno, lo que nos permitiría alcanzar los niveles de regeneración comprometidos en nuestra estrategia de cero emisiones al 2040”, acota Brizla Valenzuela.
Además de optimizar las rutas y disminuir las emisiones de carbono, la empresa asegura que este sistema también reduce los costos logísticos para sus proveedores, al evitar el consumo innecesario de recursos.
MÁS VOLUMEN, MENOS VIAJES
Desde otro frente, empresas como Trailer Logistic han centrado sus esfuerzos en optimizar el transporte terrestre a través de mejoras en la infraestructura y características de los vehículos de carga. “Actualmente existen varias soluciones que tienen ese objetivo. Por ejemplo, los camiones doble piso incrementan la capacidad de carga casi en 40%, disminuyen el riesgo de daño o deterioro de los productos, hacen más eficiente el tema de costos y permiten disminuir la huella de carbono”, afirma Marco Ortega, gerente comercial de la empresa.
En esa misma línea, destaca los semi remolques de doble piso de la marca alemana Burgers, que permiten cargar casi 17 palets en el primer piso y otros 30 en el segundo. Otra opción son las unidades tipo sider, que pueden abrirse completamente por el costado, facilitando el acceso a la carga. “Son ideales cuando el centro de distribución no tiene andenes, porque agilizan la carga y descarga”,
Adicionalmente, estos vehículos cuentan con tecnologías que facilitan los desplazamientos y reducen el impacto en las carreteras, además de facilitar la carga y descarga de productos.
Por otro lado están las ramplas de doble piso, que permiten transportar hasta 60% más de carga que una estructura convencional. Es decir, alrededor de 47 pallets frente a 28 o 30, en el caso de las ramplas tradicionales.
“Con plataformas automáticas, el traspaso desde el andén al camión se puede hacer en menos de cinco minutos”, agrega Ortega. Esto no solo reduce los tiempos de carga y descarga, sino que también disminuye la cantidad de camiones en circulación y el personal necesario.
La empresa también ofrece servicios de retorno, siempre que el cliente lo solicite y la ruta lo permita. “Existen básicamente dos modalidades: el transporte directo, comprometido o troncal, donde el mismo cliente dispone del servicio de retorno (lo use o no). Y por otro lado está el servicio parcial, que incluye solo la tarifa de ida, por lo que el vehículo queda disponible para que, eventualmente, otra empresa pueda ocupar el retorno”, detalla.
Desde su perspectiva, estima que es un servicio apreciado, sobre todo en trayectos largos, “porque le das un valor agregado al viaje de ida, ayudas a disminuir los costos y ser más competitivos. Pero no es tan fácil, porque hay que hacer calzar muy bien los flujos, de modo de asegurar los tiempos de entrega comprometidos con el cliente principal”.
TECNOLOGÍA AL SERVICIO DEL TRANSPORTISTA
Rodrigo Valdés, gerente general de CamionGo, comenta que cuando iniciaron este proyecto, en 2018, “habíamos identificado una gran desconexión entre los actores del transporte de carga. Eso generaba una ineficiencia estructural que era urgente abordar”.
Por eso, CamionGo se planteó como una plataforma orientada a conectar transportistas con cargas, aunque con el tiempo evolucionaron hacia un modelo más integral.
Hoy, además de ofrecer servicios logísticos, también desarrollan softwares para que las empresas gestionen su propia red de transporte. “Queremos que las compañías puedan tener su propio marketplace y que los transportistas tengan herramientas de gestión.
Eso permite ordenar la oferta, estandarizar procesos y mejorar la trazabilidad”, explica Valdés.
Desde su perspectiva, uno de los principales desafíos para avanzar en eficiencia sigue siendo la escasa colaboración. “Hay muchas oportunidades de optimización que no se aprovechan por falta de confianza o por falta de incentivos. Hay cierto temor de compartir información que pueda ser valiosa para la competencia”. Según Valdés, ese enfoque dificulta la consolidación de modelos más rentables y sostenibles, como los retornos compartidos o la utilización cruzada de flota entre empresas.
Actualmente, CamionGo cuenta con una base de más de 8.000 transportistas en Chile y ha expandido sus operaciones a Perú, Ecuador y México. Adicionalmente, Valdés participa activamente en redes de innovación logística como el Foro Mundial de Ciudades y Plataformas Logísticas, donde lidera proyectos de desarrollo tecnológico con foco en Latinoamérica. “Lo que buscamos es abrir la tecnología y generar espacios para pilotear nuevas formas de colaboración. Para innovar en logística, hay que atreverse a probar”, concluye.
EFICIENCIA DESDE EL MODELO DE EMPAREJAMIENTO
Aunque hoy en día sus operaciones están más focalizadas en Estados Unidos, la experiencia de TuKarga entrega claves aplicables también al mercado chileno. Rodolfo Cáceres, su CEO, comenta que la plataforma surgió desde la observación de una necesidad concreta: muchos camiones vacíos circulando en rutas troncales, mientras otras empresas no podían costear el transporte.
La respuesta fue una plataforma basada en lo que denomina un “imán de carga”, una función que empareja las cargas más cercanas con camiones disponibles en rutas frecuentes. “Cuando lanzamos esta app en Chile, en menos de 20 días, nuestro piloto en Concepción logró reunir más de 1.000 usuarios activos. Eso demuestra que hay necesidad de eficiencia, solo mayor falta acceso”.
A su juicio, un aspecto diferenciador de su modelo es que permite a los transportistas y embarcadores negociar directamente el precio del servicio. “Es como una bolsa de carga digital, donde cada parte pone su valor. Eso democratiza el acceso, especialmente para transportistas pequeños que suelen ser tomadores de precio”, indica Cáceres.
Desde su experiencia en Estados Unidos, donde operan principalmente en Florida y Georgia, Cáceres destaca que el ecosistema funciona mejor cuando hay incentivos claros para integrar tecnología, seguridad y colaboración. “Los pequeños necesitan herramientas que les permitan competir sin tener que invertir en tecnología costosa. La plataforma puede ser ese puente”.
¿QUÉ FALTA PARA SEGUIR AVANZANDO?
Las experiencias de Walmart Chile, Trailer Logistic, CamionGo y TuKarga demuestran que la optimización de la carga terrestre es una meta alcanzable, aunque aún fragmentada. Existen soluciones tecnológicas, vehículos más eficientes, modelos colaborativos e iniciativas de sostenibilidad en curso. Sin embargo, la industria sigue enfrentando barreras estructurales que impiden escalar estas mejoras.
Entre los principales desafíos se repiten algunos conceptos: falta de confianza entre actores, escasa colaboración, brechas de acceso tecnológico y resistencia al cambio. Aunque las herramientas están disponibles, hay un amplio margen para seguir avanzando, especialmente en segmentos medianos y pequeños del transporte.
Y para lograrlo, los expertos coinciden en que es necesario atreverse a probar, integrar y colaborar. Desde modelos de retorno compartido y herramientas tecnológicas que facilitan el encuentro entre oferta y demanda logística hasta soluciones de infraestructura que permiten transportar más carga en menos viajes y reducir los tiempos de carga y descarga, el abanico de alternativas es amplio. Cualquiera sea la elección, implica un paso esencial: dejar de mirar el transporte como un costo aislado y entenderlo como una oportunidad de eficiencia, sostenibilidad y competitividad a largo plazo.