El 2020 quedará en la historia como “el año del gran salto a la digitalización”. En los últimos 11 meses, innumerables empresas (y las personas que trabajan en ellas) tuvieron que migrar vertiginosamente al mundo digital para asegurar su sobrevivencia. El teletrabajo, el almacenaje de documentos, digitalización de información, gestión remota de inventarios, el servicio al cliente omnicanal, etc. llegaron para quedarse, pues son esenciales para suplir las nuevas necesidades de la sociedad y donde la gestión de la información cobra especial relevancia.
Mucho se habla de la transformación digital, sobre todo tras un año como 2020, en el que grandes avances sustituyeron a un proceso paulatino. Sin embargo, existe cierta confusión entre la transformación digital y las propias tecnologías digitales. La tecnología tiene un papel central, pero es solo una parte de esa ecuación, el habilitador.