El transporte aéreo de carga sigue viviendo momentos decisivos, tras el shock inicial provocado por la pandemia del covid-19 y los posteriores rebrotes; y más recientemente, debido a los efectos que la guerra ruso-ucraniana. Así, de acuerdo con lo expuesto por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) en mayo pasado, en lo que respecta a la demanda global de carga aérea las cifras al cierre de marzo de 2022 fueron negativas, cayendo un -5,2% respecto del mismo periodo de 2021; un escenario en el cual América Latina se instaló como la única región del globo que presentó indicadores de desempeño positivos en torno a la demanda de carga aérea, con un aumento de un 22,1%.
Hemos enfrentado dos años de tremendos cambios en los distintos ámbitos de la vida debido a los efectos de la pandemia. Las empresas han sentido el golpe del cambio y han debido repensar su relación con los colaboradores con la finalidad de estrechar lazos, afianzar confianzas y mirar el futuro para hacer frente de forma conjunta a los desafíos que vienen, donde las tecnologías, la flexibilidad y los cambios generacionales serán parte de la nueva realidad laboral.